Lo inmutable y definitivo

Autor: Padre Miguel Rivilla San Martín   

 

 

En el cristianismo hay cosas que no se pueden tocar ni cambiar por muchos cambios que se den en el mundo y sociedad en que vivimos. Todo aquello que proviene de la directa revelación divina, es inmutable y definitivo. Absolutamente nadie, ni de fuera ni de dentro de la Iglesia, ( ni papas ni concilios ) podrán jamás cambiar estas verdades o dogmas revelados por Dios en la Biblia, por ejemplo: la Sma Trinidad , Encarnación, Presencia real de Xto en la Eucaristía, existencia del infierno, Resurrección de Cristo, etcétera. Dígase otro tanto, en el aspecto moral, del contenido del Decálogo( verbi gratia respeto a Dios, a padres, a la vida, a la fama, a decir la verdad, a los bienes ajenos etc).

La misión esencial de la Iglesia es guardar íntegra y fielmente, el Depósito de la fe-dogma y moral - y enseñar a todos y en todas partes, lo que el mismo Dios ha revelado para nuestra salvación. La Iglesia no impone, sino propone lo establecido por Dios, con el fin de que el hombre se adhiera por la fe y su vida, al mismo Dios. Siempre el hombre queda libre de aceptar o rechazar lo que propone la Iglesia, en nombre de Dios, pero sólo él es responsable de su vida y de su fe. Se nos exige coherencia entre ambas.

Siguiendo la enseñanza autorizada de S.Pablo, de los apóstoles y de todos los papas, la Iglesia ha enseñado que la fornicación o el mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio, es pecado mortal y que todo cristiano auténtico debe abstenerse de ella, ya que su cuerpo es templo del E.Santo. No valen aquí justificaciones ajenas a la propia conciencia porque hoy se dé en los medios y en el mundo el laxismo o el hedonismo más permisivo. El cristiano de verdad, ya sabe a qué atenerse esté soltero, casado, viudo o separado. Guardar castidad con la ayuda de Dios y evitar las ocasiones próximas de pecar. Es el único camino inmutable para la paz del corazón.