Los bienes de la crisis global

Autor: Padre Miguel Rivilla San Martín   

 

 

Muy fácil es ceder al pesimismo y catastrofismo al ver y experimentar las consecuencias terribles y negativas, reflejadas en los diversos medios, por la crisis global que se nos viene encima y que afectará a millones de seres humanos. Como contrapunto a una visión exclusivamente negativa, no estaría mal reseñar también algunos aspectos positivos, que en cierto modo justificarían la verdad del dicho popular:”No hay mal que por bien no venga”. He aquí algunos:

1-La visión de las necesidades y desgracias ajenas nos harán mucho más sensibles al sufrimiento de aquellos que luchan por la mera subsistencia.

2-Se abrirá paso con fuerza la verdad, un tanto olvidada de que todos los hombres de cualquier raza, clase, cultura, religión que sean, forman una sola familia humana.

3-Se desbordará la generosidad de los países del primer mundo y se abrirán cauces nuevos para compartir y socorrer a los más pobres de entre los pobres de la Tierra

4-Se apreciará y valorará de verdad lo que es la solidaridad real, universal, sin barreras, para dar lugar a una nueva visión de Humanidad. (Nueva Humanidad).

5- Un referente de 1ª magnitud será la Palabra de Dios en la Biblia y sobre todo citas de Cristo en el Evangelio, que nos impulsarán a cambiar de ideas y de vida..

6- Habrá frutos de auténtica conversión, hacia Dios, autor de todo bien y hacia los hombres más pobres y menos favorecidos de la vida.

7- Habrá recortes millonarios en los presupuestos de los estados, autonomías, de sociedades, instituciones, familias, de armamento militar, de multinacionales, de gastos suntuosos y superfluos, convencidos que se puede vivir con menos.

8-Se darán casos de inseguridad ciudadana ( robos, atracos, muertos etc.). Encauzados éstos, será posible la Paz global anhelada ,fruto de mayor Justicia.

9-Muchísima gente encerrada en su egoísmo, se abrirán ejemplarmente al AMOR verdadero y experimentarán lo que es auténtica Felicidad..

10-No faltarán estímulos institucionales, eclesiales, estatales, familiares y personales, para el desprendimiento de bienes superfluos. Pasaremos de una era materialista a otra idealista y altruista.

La lista queda abierta a la iniciativa de todas las personas de buena voluntad y gran corazón que quieren un mundo mejor. No hay imposibles si lo hacemos todos unidos.