Aborto y terrorismo

Autor: Padre Miguel Rivilla San Martín   

 

 

Todo cristiano, como verdadero hombre libre, ha de manifestar lo que siente, aunque no sea políticamente correcto. Es por eso, que desde mi fe en Cristo, hago pública una reflexión, que no es corriente oír ni leer fuera de las iglesias. Los que tenemos como referente de nuestras vidas la Palabra de Dios , revelada en la Biblia y la Palabra de Dios encarnada en Jesucristo, sabemos que nuestro Padre Dios no es indiferente al pecado de los hombres. El pecado le ofende, pues es una transgresión libre y voluntaria de su ley . Dios llama de mil modos al pecador y quiere que éste se arrepienta y sea feliz.

La Iglesia, interpretando la voluntad divina, ha calificado el aborto como un gravísimo pecado mortal que además de ofender a Dios, lleva a la muerte eterna, si no se arrepienten todos los que intervienen y cooperan a su realización de modo consciente y voluntario en el crimen de suprimir una incipiente vida humana.

Además, la misma Iglesia lo sanciona con la pena de excomunión, reservada al obispo. Pues bien, si esta pena y gravedad conlleva el crimen del aborto, dígase otro tanto y, con mayor razón, del crimen del terrorismo. Todos los bautizados que cometen, cooperan y justifican el terrorismo como medio para conseguir fines políticos, incurren igualmente en excomunión. Dado que en los partidos hay bautizados, que de algún modo, apoyan tanto el aborto como el terrorismo, todos los cristianos, empezando por los obispos, “oportune et importume” tenemos el grave deber de denunciarlo. Para obtener el perdón divino, no basta cumplir la condena legal impuesta, sino que antes de morir se han de arrepentir y confesar sus crímenes para poder salvarse. Sin esto, no hay perdón ni salvación para abortistas y terroristas.