El consenso social

Autor: Padre Miguel Rivilla San Martín   

 

 

Mucha importancia dan los líderes políticos a los consensos sociales con los
que tratan de justificar sus decisiones a veces injustas.Los llamados
demócratas tienen dos problemas fundamentales: primero que la mayoría de los
que dicen serlo no lo son; y segundo que basan su norma de moral en la
opinión de la mayoría, p.. ej. los resultados electorales o "el consenso
social". Lo que decida la mayoría es -según ellos- bueno, justo, aceptable,
legal, etc. Pero como las opiniones y las mentalidades son cambiantes, lo
que ayer la mayoría consideraba inaceptable puede pasar a considerarlo hoy
adecuado, y viceversa. Este es el relativismo (sobre todo moral) en el que
está inmersa la sociedad liberal y democrática; este es el resultado de
extirpar de la sociedad la objetividad de la Ley divina, como pretende el
laicismo. Así se explica la aprobación hoy en día de tantas leyes inmorales
y contrarias a la Ley de Dios, que harían horrorizarse a nuestros
antepasados. Quienes defienden ese relativismo deberían pensar en que el
hecho de que millones de personas compartan un vicio o una idea falsa no
convierte al vicio en virtud ni a la idea falsa en verdadera. Ya lo dijo San
Agustín -y G. K. Chesterton se hizo eco de ello en su obra All Things
Considered-: "Lo incorrecto es incorrecto, aunque todos lo hagan, y lo
correcto es correcto, aunque nadie lo haga". Por algo San Agustín impugnó la
idea de que la mayoría tenga necesariamente la razón.