Relaciones sexuales

Autor: Padre Miguel Rivilla San Martín   

 

 

Tema de perenne actualidad. Interesa a toda clase de personas y no son ajenos a él ni los Gobiernos ni la Iglesia. Trae de cabeza a muchos padres y educadores, y nada digamos a los adolescentes y jóvenes. Está presente en la sociedad, en los medios, en el hogar y fuera de él. En la vida. Para unos es el fin de sus vidas. Para otros es la cruz. He aquí reflejadas dos posturas contrapuestas en Internet en dos jóvenes, chica y chico:

"Según tú para poder tener relaciones sexuales se debe estar casado, por q si no uno fornica. Por Dios, ¿ tú te das cuenta lo q dices?. Dios nos hizo seres libres y pensantes, también sentimos y no necesariamente debemos pedirle a un sacerdote q nos case delante de Dios y dentro de una iglesia. Para amarse sinceramente no es necesario tener la bendición de un sacerdote y haber jurado ante Dios respetar el sacramento del matrimonio. Solo se necesita amor para entregarse a alguien, y Dios es amor, por lo tanto no hay nada pecaminoso!".

El chico replica: Te has hecho un Dios a tu medida, amoldado a tu propio gusto y conveniencia, y, en contra de los Evangelios. Niegas que la fornicación sea un pecado, es más, vienes a decir que es una barbaridad afirmar que sea pecado.. Naturalmente, una chica con semejante mentalidad no interesa como esposa; da igual lo guapa que sea y la posición social y económica que pueda tener, porque no ofrece al cónyuge o marido (tu dirías "pareja") ninguna garantía de fidelidad y estabilidad: si fornicar no es pecado, entonces el adulterio tampoco; y si todo lo amoldas a tu conveniencia, ¿qué te impediría abandonar al cónyuge para irte con otro?. Poco te costaría justificarlo a tu manera. El destino del pobre idiota que se "arrejunte" contigo terminará abandonado (o divorciado, si se llegasen a casar)..., y en cualquier caso perderá el tiempo”.