Crimen de la humanidad

Autor: Padre Miguel Rivilla San Martín   

 

 

El problema irresoluto del aborto en España, como en muchas partes del mundo, resurge con periodicidad y enerva los ánimos de los proabortistas y antiabortistas. Éstos, en el conjunto de una sociedad materialista y hedonista, son minoría, pero defienden con valentía, seguridad y contundencia, su postura en favor de la cultura de la vida y del derecho inherente y primordial a la misma, del ser concebido y no nacido. Es el primero de los derechos humanos, que da sentido y consistencia a todos los demás.

Es verdad, que gran parte de la ciudadanía permanece indiferente o inconsciente, ante la gravedad de este problema, que en pocos años, según los expertos, ha mermado en ¼ la población global. Nada más cierto que una nación o una civilización que permite legalmente el crimen abominable del aborto, carece de futuro y camina a su autodestrucción. No es exageración calificar al aborto legal como un genocidio o el más horrendo crimen de la humanidad, que día y noche está clamando justicia al cielo. Ni las purgas estalinianas, ni los campos de concentración nazis, ni los masivos exterminios de judíos, rusos y chinos en el pasado, pueden compararse en cantidad y perversidad con los abortos realizados dentro y fuera de España , por causa de unas leyes injustas y permisivas.¡Qué tremenda responsabilidad histórica la que tienen a sus espaldas los gobernantes y políticos que propiciaron con sus votos las leyes más vergonzosas y criminales del aborto¡.

Es de esperar que algún día no muy lejano, se desprendan de sus ojos esas vendas que les hicieron caminar ciegos, en contra de la cultura de la vida y se abran sus oídos a los gritos de los millones de seres inocentes e indefensos, que fueron torturados y asesinados cobardemente, en el seno de sus propias madres.

Buena misión la que la Providencia divina asignó a la entera Iglesia católica -jerarquía y fieles todos- para ser firme baluarte contra la barbarie del aborto. ¡Que los cristianos se unan a los millones de personas de buen corazón para testimoniar, hasta la extenuación, con su palabra, su vida y su ejemplo en favor de la cultura de la vida.