Dictadura laicista

Autor: Padre Miguel Rivilla San Martín   

 

 

Dios, en su sabiduría infinita, puso en el corazón y en la mente de la humanidad, la Ley natural, especificada más tarde en el Sinaí, con el Decálogo. Esta ley divina siempre ha estado en vigencia y por sí sola es suficiente para regular el comportamiento de todos.

Ahora bien, cuando se prescinde de Dios o se legisla “como si no existiese”, se impone el relativismo, carente de fundamento moral. Por sí mismo es cambiante y su fin es afianzarse en el poder sea como sea.

Un Estado ateo es una dictadura de los laicistas que gobiernan, que ponen o quitan las leyes a su conveniencia y por eso no están al servicio del hombre, sino al servicio de su poder, caiga quien caiga. Sólo el respeto y la obediencia a la Ley divina, hace a los hombres verdaderamente libres.