Libertad de expresión

Autor: Padre Miguel Rivilla San Martín   

 

 

Si hay un dogma admitido sin discusión en el campo de Internet y en los actuales medios de comunicación, es el de la omnímoda libertad de expresión. No hay más límites ni barreras que las derivadas de la exigencia de la verdad de lo que se da a conocer a la opinión pública y de la responsabilidad ética de quien lo publica.

Los conflictos surgen en este campo, cuando están por medio la honra y la fama de personas e instituciones merecedoras siempre de consideración, respeto y del derecho inalienable a su fama y buen nombre.

Quien se escuda tras el derecho a su libertad de expresión para insultar, difamar o calumniar debe pagar por ello judicialmente y resarcir a sus víctimas por haber conculcado el prioritario derecho de las mismas. Minuto Digital se hace eco de un sucio negocio contra la libertad de expresión en la red, para favorecer a los ricos:

“Internet ha dado lugar a un incipiente y lucrativo negocio: pagar para que las noticias negativas se entierren o se eliminen de Google. Esa noche de drogas y alcohol que casi arruina la carrera de muchas modelos o deportistas ahora puede ser "borrada".

Un engaño más, inherente a la sociedad corrupta y materialista en que vivimos donde se absolutiza al dios dinero. Es voz común y el pueblo lo repite como un axioma que todos los hombres son iguales, pero unos más iguales que otros.