Catolicismo light

Autor: Padre Miguel Rivilla San Martín

 

 

Todo católico bien formado, tiene bien claro que la norma última de su obrar es ser fiel a su propia conciencia, bien formada. La conciencia personal es la voz de Dios, el santuario más íntimo donde se encuentra cada persona con Dios. 

Si surgiese conflicto entre la Ley de Dios y la Ley humana, el católico siempre debe anteponer la obediencia a Dios antes que a los hombres.

El que obra en contra de su conciencia, rectamente formada, actúa en contra de la voluntad divina, pues: ”Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”(Hch 5,29).

Si el ser fiel a la propia conciencia conlleva represión, marginación, cárcel, tormentos,, pérdida de honores e incluso la muerte, el hombre de fe no dudará nunca, como los apóstoles y otros muchos cristianos, en seguir su propia conciencia. 

Un Estado totalitario, donde las libertades personales no cuentan, la objeción de conciencia no se da. El Absoluto es el propio estado y nadie más.

El casar a parejas homosexuales-.según el cardenal López Trujillo- es un delito que propicia la destrucción del mundo. Un cristiano debe negarse a colaborar y el no reconocimiento de este derecho por parte de los gobernantes es señal de falta de libertad en un estado democrático. Ni amenazas ni castigos, sino libertad de conciencia para todos, también para los cristianos