Dios está en todas partes y lo sabe todo

Autor: Padre Miguel Rivilla San Martín   

 

 

No hay pretensión más absurda y necia que la que puedan tener algunos hombres-sean creyentes o no-al tratar de entender o comprender, con su corto entendimiento tan romo y limitado, a Dios, el ser infinito, espiritual, incomprensible, omnipresente y omnisciente que está en todo y lo abarca todo.

Sólo desde la humildad que da la fe en la revelación que el único Dios ha querido hacer de sí mismo, y en el profundo conocimiento de la propia limitación e insignificancia, podrá el hombre barruntar, que jamás entender, algo de la esencia divina.

La Biblia, libro de la revelación divina, nos da unas pistas  a los creyentes, para que sepamos un poquito acerca del misterio insondable de la divinidad.

El salmo 138, palabra revelada por Dios, como los restantes libros del Antiguo y Nuevo Testamento, muy bellamente, en oración personal, reza de esta manera:

Señor tú me sondeas y conoces; me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares. No ha llegado la palabra a mi lengua, y ya, Señor, te la sabes toda. Me estrechas detrás y delante, me cubres con tu palma. Tanto saber me sobrepasa, es sublime, y no lo abarco. ¡Adónde iré lejos de tu aliento ,adónde escaparé de tu mirada?.Si escalo el cielo, allí estás tú, si me acuesto en el abismo, allí te encuentro; Si vuelo hasta el margen de la aurora, si emigro hasta el confín del mar, allí me alcanzará tu izquierda, me agarrará tu derecha. Si digo:”Que al menos que la tiniebla me encubra, que la luz se haga noche en torno a mí”,ni la tiniebla es oscura para ti, la noche es clara como el día”. Sin comentario. Muy bello. Para rezarlo y saborearlo.