Cine infantil entre el mito y la religión

Autor: Padre Miguel Rivilla San Martín 

 

 

A propósito de la exitosa película de Walt Disney “ Las crónicas de Narnia” me permito  hacer una sencilla reflexión sobre la influencia en los niños  de lo fantástico  y  lo real en  temas relacionados con la religión.

 

El vulgo dice  que las fuerzas que mueven el mundo son: El mito, el rito y el pito. Dicho con más elegancia : La imaginación, la religión y el amor. Estos tres componentes están hábilmente mezclados e interrelacionados en esta singular cinta americana.

La invasión del cine de EE UU, como vehículo de propaganda ideológica y cultural está más que constatado. Para bien o para mal, es imparable su influencia global y hoy por hoy, sin posible competencia. Las estadísticas y los millones de dólares en juego, hablan por sí solos.

Sabido es, por demás, la fácil impregnación que ofrece la mente infantil, incapaz por sí  misma de distinguir  el mundo de lo fantástico, de lo onírico y mágico, del mundo real.

 

En este filme, de admirable factura y alabada realización técnicas, máxime en la exhibición de  efectos especiales,-que no entraré a detallar- se refleja un mundo fantástico y maravilloso en el que abundan valores religiosos positivos como son: la inocencia, las fuerzas del bien y del mal,  la lealtad , la unión familiar, la traición, la amistad, y el perdón.

 

Abundan también las alusiones simbólicas y paralelismos relacionados con pasajes bíblicos,  en  parte  conocidos por el gran público. Resaltaría como valores cristianos los del amor y  poder de Aslan el  Rey León ,símbolo de Cristo, sensible a la amistad humana, que se entrega él  solo al sacrificio, por libertar a quien está prisionero de la Bruja Blanca, a su vez, símbolo del maligno.  Es clara  la semejanza con Jesús, en poder de sus enemigos, que marcha solo a su pasión  y es escarnecido y muerto a manos de estos.

 

Conmovedora también la escena de los niños llorando sobre el cuerpo del león muerto, encima de la fría losa del sepulcro. El triunfo del mal es sólo aparente y pasajero. Con la ruptura de la lápida y la destrucción de la Ley antigua, termina el invierno y renace la plenitud y belleza de la vida, símbolo de la resurrección de Cristo. Vuelve airoso a la vida el Rey León para ponerse a liderar las fuerzas del bien contra el mal.

Muy significativo el gesto de  soplar sobre las estatuas convertidas en hielo por la bruja y la vuelta a la vida de las mismas

 

Finalmente, la espectacular batalla de las tropas del bien contra las del mal, con la jovial participación al frente de ellas, de los hermanos unidos. Como colofón final, la solemne  coronación de los vencedores, que hablan el lenguaje inconfundible de la glorificación en el Reino de los cielos.

 

Estos son los pasajes más significativos de la película, que a su vez pueden acarrear a los  no preparados,  un peligro y despiste  manifiestos. Me refiero en concreto a la formulación  de unas  sencillas preguntas, cuya respuesta dejo a merced de los lectores:

-¿Está el público español en general y el infantil en particular, preparado para distinguir la diferencia entre mitología y religión?.¿No existe peligro serio y real al  identificar o diluir  lo religioso, con lo mítico o fantástico?.¿Lo esencial de la fe cristiana, basado en la revelación divina, admite parangón posible con lo mágico e irreal?.¿No existe peligro serio de diluir lo  cristiano con lo mágico y lo fantástico?.¿Servirá este filme para acercar a  muchos a la fe cristiana?

 

Quiero acabar este escrito con unas palabras de una entrevista que le hicieron a Michael Coren, autor, columnista y periodista televisivo, que escribió el libro “C. S. Lewis, creador de Narnia”

--¿Es descarado el uso que hace C.S. Lewis de Aslan como figura de Cristo en la serie de Narnia?
-- Lo es y no lo es. A diferencia de muchos escritores cristianos modernos, Lewis era sutil e implícito. Cuando leí el libro siendo niño, me sentí impresionado por su grandeza, pero no me di cuenta del mensaje cristiano hasta que fui adulto. Este se convierte en explícito cuando eres mayor, pero no pienso que debamos por fuerza decírselo a los niños; debemos dejarles que lo descubran por sí mismos. No necesitan un comentario en directo. Dejémosles leerlo y que se sumerjan en él aunque no se den cuenta todavía de lo que están percibiendo.

  --¿Cuáles son sus esperanzas y sus temores respecto a «El León»? ¿Espera que produzca fruto como testimonio de Cristo y del mensaje evangélico?
-- No he podido ver ningún pase previo de «El león, la bruja y el armario». Aquí, en Canadá, el mundo cristiano no está tan organizado como en Estados Unidos. Iré a la proyección de medianoche, cuando la estrenen, con alguien. No tengo temores respecto a la película. Siempre habrá algunos cristianos que definan su fe por aquello que les ofende, y no hay nada que sea lo suficientemente puro para ellos. Habrá gente que diga que esto o aquello es equivocado, y algunos que piensen que no se debería haber hecho la película. Pienso que el filme será una buena ayuda para hablar sobre el cristianismo. La gente leerá a Lewis, hablará sobre la fe y sobre la película, y otras cosas buenas por el estilo. Leí el libro cuando tenía seis o siete años. No crecí en una familia cristiana y no tuve un ambiente cristiano. Veinte años después llegué a la fe y estoy convencido de que las semillas fueron sembradas por aquel libro. Creo que mi fe empezó entonces. Pero no esperemos que alguien que vea el filme tenga una experiencia evangélica, que salga del cine de rodillas y diga: «¡

«¡Sálvame!».
--¿No deberíamos pensar que va a cambiar algo como sucedió con «La Pasión»?
-Son sólo películas. El Espíritu Santo puede usar una película pero no las necesita.