Se inició el “Año San Pablo”
Imitemos la actitud del apóstol

Autor: Padre José Martínez Colín

 

 

1) Para saber


El Papa Benedicto XVI el pasado 28 de junio, en la Basílica de San Pablo Extramuros, ha convocado a un año jubilar dedicado al apóstol Pablo (del 28 de junio de 2008 al 29 de junio de 2009), al celebrarse los dos mil años de su nacimiento.
El apóstol San Pablo supo transmitir la fe en Cristo en todo tipo de circunstancias y dificultades.
Hemos de saber imitarlo. Un relato nos da razón de ello.

Se cuenta que un sabio cierta tarde, llegó a la ciudad de Akbar. La gente no dio mucha importancia a su presencia, y sus enseñanzas no consiguieron interesar a la población. Incluso después de algún tiempo, debido a su vida austera y virtuosa, llegó a ser motivo de risas y burlas entre los habitantes de la ciudad.
Un día, mientras paseaba por la calle principal, un grupo de hombres y mujeres empezó a insultarlo. En vez de fingir que los ignoraba, el sabio se acercó a ellos y los bendijo. Uno de los hombres, entre confundido y enojado, comentó: “¿Es posible que además, sea usted sordo? ¡Gritamos cosas horribles y usted nos responde con bellas palabras!” Entonces el sabio sin perder la calma le contestó: “Cada uno de nosotros solo puede ofrecer lo que tiene”, y se retiró en paz.

2) Para pensar


Nuestra condición de creyentes en Cristo nos hace poseedores de una gran riqueza que es preciso compartir.
El Papa recordó que “el Apóstol de las gentes, particularmente comprometido a llevar la Buena Noticia a todos los pueblos, se entregó totalmente por la unidad y la concordia de todos los cristianos”.
No se detuvo ante algunos defectos personales, pues por ejemplo, sigue diciendo el Papa, “no sabía hablar muy bien…, «Su presencia física es pobre y su palabra despreciable» (2 Co 10, 10), decían de él sus adversarios. Por tanto, los extraordinarios resultados apostólicos que pudo conseguir no se deben atribuir a una brillante retórica o a refinadas estrategias apologéticas y misioneras. El éxito de su apostolado depende, sobre todo, de su compromiso personal al anunciar el Evangelio con total entrega a Cristo; entrega que no temía peligros, dificultades ni persecuciones: «Ni la muerte ni la vida —escribió a los Romanos— ni los ángeles ni los principados… ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro» (Rm 8, 38-39)”.
Pensemos si tenemos esta actitud de San Pablo, que a pesar de nuestros defectos, sabemos dar ejemplo en nuestra vida de fe.

3) Para vivir


El Papa nos invita a sacar una lección muy importante para nuestra vida: “La acción de la Iglesia sólo es creíble y eficaz en la medida en que quienes forman parte de ella están dispuestos a pagar personalmente su fidelidad a Cristo, en cualquier circunstancia. Donde falta esta disponibilidad, falta el argumento decisivo de la verdad, del que la Iglesia misma depende. Queridos hermanos y hermanas, como en los inicios, también hoy Cristo necesita apóstoles dispuestos a sacrificarse. Necesita testigos y mártires como san Pablo: que en un tiempo fue perseguidor violento de los cristianos, cuando en el camino de Damasco cayó en tierra, cegado por la luz divina, se pasó sin vacilaciones al Crucificado y lo siguió sin volverse atrás. Vivió y trabajó por Cristo; por él sufrió y murió. ¡Qué actual es su ejemplo!”