El “néctar” de la vida
La raíz de la dignidad

Autor: Padre José Martínez Colín

 

 

1) Para saber


Un grupo de ex estudiantes, ya muy establecidos en sus carreras, se reunió para visitar a su viejo profesor de la universidad. Una vez en casa del maestro, la conversación se concentró en quejas sobre el estrés en el trabajo y la vida.
El profesor les ofreció un néctar a sus visitas, fue a la cocina y regresó con un termo del licor y una variedad de tazas. Las había de porcelana, plástico, vidrio, cristal, algunas comunes, algunas caras, algunas exquisitas, y les pidió que se sirvieran el néctar caliente. Cuando todos los estudiantes tenían su taza en mano, el profesor dijo: "Si se han fijado, todas las tazas bonitas y caras han sido tomadas, dejando atrás las comunes y baratas. Aunque es normal que quieran sólo lo mejor para ustedes, ése es el origen de sus problemas y estrés. Lo que en realidad querían era néctar, no la taza, pero conscientemente tomaron las mejores tazas y las estuvieron comparando con las tazas de los demás.
"Fíjense bien –prosiguió el profesor-: La Vida es el néctar, pero sus trabajos, el dinero y su posición social son las tazas. Las tazas son sólo herramientas para sostener y contener Vida, pero la calidad de la Vida no cambia. A veces -concluyó-, al concentrarnos sólo en la taza, dejamos de disfrutar el néctar que hay en ella. Por lo tanto, no dejes que la taza te guíe... mejor goza el néctar, goza de la vida".

2) Para pensar

Efectivamente, es la vida es lo que hace que podamos disfrutar de todo lo que le rodea; pero sin vida, no podemos tener nada de lo demás.
La vida humana tiene un gran valor, pues es muy superior a toda otra forma de vida sobre la tierra. Sin embargo, su principal valor le viene de que cada persona humana ha sido creada “a imagen y semejanza de Dios”.
El Catecismo de la Iglesia Católica, en el que intervino de manera muy directa Benedicto XVI siendo Cardenal, nos dice que: "Cristo, el nuevo Adán, en la misma revelación del misterio de Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la grandeza de su vocación" (GS 22,1). En Cristo, "imagen del Dios invisible" (Col 1,15; cf 2 Co 4,4), el hombre ha sido creado "a imagen y semejanza" del Creador. En Cristo, redentor y salvador, la imagen divina alterada en el hombre por el primer pecado ha sido restaurada en su belleza original y ennoblecida con la gracia de Dios (cf GS 22,2).” (n. 1701).
Es decir, que cada persona tiene su semejanza con Cristo mismo. Cada vida humana, pues, tiene algo de divino que la hace tener una dignidad inimaginable, no importando los defectos o limitaciones que tenga.
Por ello el Papa Benedicto XVI ha mostrado su preocupación por el hecho de aprobar leyes que permitan atentar contra la vida humana.
Podemos pensar si somos conscientes de tal dignidad.

3) Para vivir

El Papa Benedicto agregaba que «en este tiempo pascual, con la resurrección de Cristo estamos celebrando el triunfo de la vida sobre la muerte. Este gran don nos impulsa a proteger y defender con firme decisión el derecho a la vida de todo ser humano desde el primer instante de su concepción, frente a cualquier manifestación de la cultura de la muerte».
Procuremos, cada uno según sus circunstancias, cuidar y respetar toda vida humana, no menospreciando al prójimo ni discriminarlo jamás, viendo en cada prójimo a Cristo mismo.
Al final del mensaje que Benedicto XVI envió a los obispos de México les hizo saber que encomienda a la maternal intercesión de nuestra Señora de Guadalupe a todos los hijos e hijas de esa querida Nación, a la vez que les imparte con especial afecto su Bendición Apostólica.