Es posible ser feliz en el dolor
Cuaresma es tiempo de amar la cruz

Autor: Padre José Martínez Colín

 

 

1) Para saber


El Papa Benedicto XVI visitó hace unos días una cárcel para menores en Roma. Había chicos y chicas entre 17 y 23 años de edad. Ahí les manifestó su amor: «Sabed que el Papa os quiere y os sigue con afecto», les aseguró.
Ante la soledad y falta de libertad en los reclusos, el Papa les habló de esperanza, de no dejarse abatir, de poder sobreponerse incluso en esas condiciones, pues es “posible ser feliz”.
Podemos recordar que los primeros años del cristianismo no fueron fáciles y la cruz estuvo presente. Muchas personas dieron su vida por no renegar de su fe. Esos mártires ayudaron con su sacrificio a cristianizar la sociedad.
Habiendo pasado casi tres siglos de la Resurrección de Cristo, un hecho ayudó a que por fin se permitiera la libertad de profesar su fe a los cristianos. Fue la llegada de Constantino al poder del Imperio Romano. Antes de ser Emperador, tuvo que librar varias batallas. La más importante la sostuvo a las puertas de Roma, contra Majencio.
Antes de la batalla, cuentan los historiadores, Constantino tuvo una visión: un estandarte que tenía grabada una cruz y una voz: “Con este signo vencerás”. Constantino hizo grabar sobre los escudos de sus soldados la señal de la cruz y ganó la batalla.
Agradecido, hizo cesar las persecuciones, reconoció a los cristianos la libertad para profesar su fe. La cruz es un signo que representa la victoria que obtuvo Cristo con su muerte.

2) Para pensar


«Pero ¿cómo se puede ser feliz cuando se sufre? ¿Cuándo se está privado de la libertad? ¿Cuándo uno se siente abandonado?», se preguntó el Papa ante los menores reclusos. Y respondió: «Dios nos ama. He aquí la fuente de la verdadera alegría. Aún teniendo cuanto se desea a veces se es infeliz; se podría en cambio estar privado de todo, hasta de la libertad o de la salud, y estar en paz y en gozo, si dentro del corazón está Dios. El secreto para ser siempre felices, incluso cuando se sufre, es que Dios ocupe siempre el primer lugar en nuestra vida ».
A veces nos puede resultar difícil descubrirlo en los acontecimientos dolorosos, en las diversas “cruces” que hallamos por el camino de la vida. El Espíritu Santo, con el Don de Ciencia, nos facilita tener esa mirada sobrenatural ante el sufrimiento y el dolor, ante la cruz. Es más, nos hace comprender cómo ese dolor es benéfico para nuestras vidas.
Dios es siempre un Padre bueno, y todo aquello que nos ocurra es a fin de cuentas para nuestro bien. Pensemos qué actitud tenemos cuando se nos presenta un acontecimiento doloroso en nuestra vida. Si sabemos ver en él la oportunidad de ofrecérselo a Dios, como Cristo lo hizo con sus sufrimientos y su muerte.

3) Para vivir


Al observar la situación actual con sus conflictos, enfermedades, dolores, el Papa nos ofrece darle un verdadero sentido.
La directora de la institución penitenciaria le agradeció al Papa su visita y reconoció espontáneamente que «algo extraordinario» había sucedido: «Desde que supimos que usted venía, la sonrisa ha entrado en la cárcel. Todos reían, todos trabajaban. “¿Qué puedo hacer por el Papa?”, preguntaban constantemente los jóvenes. Creo que ha nacido una esperanza por un futuro».
Al final, un joven recluso le dirigió este saludo: «Querido Papa, nos ha dado mucho gusto tu visita a la cárcel. Nos quedamos de piedra cuando nos lo dijeron… Lamentamos haber cometido tantos errores y confiamos mucho en que cuando salgamos de aquí, lograremos dar un giro a nuestra vida. Pensamos que tú eres un punto de referencia para escapar de todos nuestros pensamientos. Nuestro mayor deseo es recibir tu bendición». Inmediatamente Benedicto XVI se levantó y acudió a saludar al joven, y al final del encuentro hizo lo mismo con todos, uno por uno.
En los momentos en que nos cueste comprender la Voluntad de Dios, acudamos al Espíritu Santo, quien nos dará el consuelo de saber que aquella cruz es para nuestro bien; y, como Constantino: ¡Con esa cruz venceremos!