Voz del Papa.

Contamos con el gran Maestro
Autor: Padre José Martínez Colín
 

 

1)   Para saber 

Para la fiesta de Pentecostés, el Papa Benedicto XVI decía que ese día el Espíritu Santo descendió con fuerza sobre los Apóstoles y así comenzó la misión de la Iglesia en el mundo. Jesús mismo les pidió que permanecieran juntos para recibir el don del Espíritu Santo. Ellos se reunieron en oración con María en el Cenáculo, en espera de ese acontecimiento prometido (cf. Hch 1, 14).

El Papa señalaba que la condición que puso Jesús para acoger el don del Espíritu Santo fue la de permanecer juntos. Así nos da una magnífica lección. A veces se piensa que la eficacia misionera depende principalmente de una esmerada programación y de su sucesiva aplicación inteligente mediante un compromiso concreto. Ciertamente, continúa el Papa, el Señor pide nuestra colaboración, pero antes de cualquier respuesta nuestra se necesita su iniciativa: su Espíritu es el verdadero protagonista de la Iglesia. Él es el maestro.

Una anécdota nos ilustra esta idea. 

2) Para pensar 

Una madre, queriendo dar ánimo a su hijo pequeño para que progresara en el piano, lo llevó al concierto del pianista famoso polaco, Ignacy Paderewski. Después de sentarse, la madre vio a una amiga y fue a saludarla. El pequeño se cansó de esperar y comenzó a recorrer el lugar hasta que llegó a una puerta donde estaba escrito "PROHIBIDA LA ENTRADA" y la pasó.

Cuando las luces se apagaron y el concierto estaba a punto de empezar, la madre regresó a su lugar y descubrió que su hijo no estaba allí.

En eso, las cortinas del estrado se abrieron y las luces cayeron sobre un impresionante piano Steinway en el centro del escenario. La madre horrorizada vio a su hijo, sentado al teclado inocentemente, tocando las notas infantiles de... "Mambrú se fue a la guerra".

En aquel momento, el gran maestro de piano hizo su entrada, rápidamente fue al piano y susurró al oído del niño, "No pares, continúa tocando".

Entonces, Paderewski extendió su mano izquierda y empezó a llenar la parte del bajo. Luego, puso su mano derecha alrededor del niño y agregó un bello arreglo de melodía. Juntos, el viejo maestro y el joven aprendiz transformaron una situación embarazosa en una situación maravillosamente creativa.

El público, muy emocionado, ovacionó con estruendo el gesto del artista con el niño. 

3) Para vivir 

Así son las cosas cuando uno está con Dios. Por cuenta propia hacemos lo mejor posible y los resultados no siempre salen bien. Pero, con las manos del Maestro, del Espíritu Santo, las obras de nuestras manos adquieren un valor divino, son perfeccionadas.

Cuando hagamos cualquier actividad podemos escuchar la voz del Espíritu Santo, susurrándonos: "No pares, continúa tocando". Si lo consentimos, sus fuertes manos estarán tocando el concierto de nuestra vida.

Dice el Papa que el misterio de Pentecostés consiste en que el Espíritu Santo ilumina nuestros corazones y, al mostrarnos a Cristo crucificado y resucitado, nos indica el camino para llegar a ser más semejantes a él, instrumentos de su amor.

Así como lo discípulos estaban reunidos con María esperando la llegada del Espíritu Santo, podemos unirnos a Ella para invocarlo a diario: “¡Ven, Espíritu Santo! Llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor".