Voz del Papa.

Para vivir el “Año Paulino”
Autor: Padre José Martínez Colín
 
 
1) Para saber

Recientemente el Papa Benedicto XVI tuvo una reunión en donde recordó que en este “Año Paulino” hemos de tomar el ejemplo de San Pablo como apóstol infatigable de la Palabra de Dios; hemos de aprender de él a mirar con simpatía a los demás, y llevar a Cristo tanto a los que ya se han encontrado con él, como a quienes aún no lo han conocido.

El Papa comparó las circunstancias a las que se enfrentó San Pablo con las actuales. Mencionó que si bien, en nuestros tiempos hay muchas dificultades para que sea acogida la Palabra de Dios, no lo fue menos en los primeros años del cristianismo. En aquélla época había un clima pagano y se relativizaban los valores. San Pablo “sufrió persecuciones, azotes e incluso lapidación; afrontó los peligros de los viajes, el hambre, la sed, ayunos frecuentes… no huía de las dificultades y los sufrimientos, porque era muy consciente de que forman parte de la cruz que, como cristianos, es necesario llevar cada día”. Aunque parecía que la palabra de San Pablo era infructuosa, no fue así. Las creencias, aparentemente más fuerte y sólidas, se desplomaron ante la plena verdad y belleza que trajo el cristianismo. Por ello, continuó el Papa, “no tengáis miedo y no os desaniméis por todos estos inconvenientes, a veces incluso serios”.

No podemos olvidar que es el Señor el que actuará en las almas a través de nosotros.

2) Para pensar

Se cuenta que en una aldea alemana, durante la segunda guerra mundial una iglesia parroquial sufrió muchos daños a causa de los bombardeos. Allí se guardaba una imagen de un Cristo crucificado, de gran devoción en la comarca y de notable valor artístico. Como resultado de una bomba, la imagen perdió los dos brazos.

Cuando terminó la guerra, algunos aldeanos eran partidarios de encargar a algún artista la reproducción de los brazos en base a fotografías, y completar así la escultura. Otros, en cambio, pensaron que podía quedarse como estaba para recordarles a todos que Cristo necesitaba unos brazos y quería que fueran los nuestros. Prevaleció esta última idea. El Cristo quedó sin brazos en el lugar de costumbre, pero debajo pusieron una inscripción que decía: “Mis brazos son ustedes”.

3) Para vivir

Es muy probable que no tengamos las mismas dificultades que San Pablo, pero si hemos de sentir el mismo compromiso por colaborar a difundir el espíritu cristiano en toda las realidades del mundo. Tal vez encontremos otro tipo de obstáculos, pero las podremos superar si sabemos acudir al Señor.

¿De dónde le venía ese ímpetu apostólico a San Pablo que le hizo soportar tantas penurias? El Papa da la respuesta: “Lo que lo motivaba en lo más profundo era el hecho de ser amado por Jesucristo y el deseo de transmitir a los demás este amor… no dudéis en recurrir a este poderosos maestro de la evangelización, aprendiendo de él a amar a Cristo”.

Podemos experimentar el amor de Cristo este Adviento acercándonos a Él. Hay varias maneras, una es en la Eucaristía, comulgando frecuentemente o visitándolo en el Sagrario. También si leemos los Evangelios lo encontraremos ahí, o si le hablamos a diario en la oración.