La oración ha de ser humilde
¿Por qué no se caen los pájaros?

Autor: Padre José Martínez Colín
 
 
1) Para saber

Tal vez en alguna ocasión hemos visto un pajarito durmiendo en una rama o en un hilo, sin que se caiga, y nos hemos preguntado ¿cómo es que consigue hacerlo si está dormido?

Si nosotros intentáramos dormir así, en cuanto nos durmiéramos nos caeríamos con graves consecuencias. Según algunos expertos, el secreto está en los tendones de las piernas del pajarito. Ellos están hechos de tal forma que, cuando la rodilla está doblada, la pata agarra firmemente cualquier cosa. Los patas no se soltarán de la rama hasta que él desdoble la rodilla para volar. La rodilla doblada es lo que da al pajarito la fuerza para sostenerse de cualquier cosa.

¿No es eso una maravilla?

Es de admirar el diseño increíble que el Señor hizo para crear a los pájaros. Pues sucede que en nuestras vidas sucede algo muy semejante, pero en un sentido espiritual. Cuando nuestro "rama" en la vida se quiere romper, cuando nos vemos amenazados por sufrir una caída, sea pequeña o grande, cuando nos parece que todo está amenazado con caerse, la mayor seguridad nos viene de tener la rodilla doblada, es decir, doblada en oración. Nuestra firmeza ha de estar en nuestra oración. 

2) Para pensar

Una condición para una buena oración es la humildad. La postura de hincarse ante el Señor es una manifestación de humildad y, sobre todo, muestra lo que hay en nuestro interior: un reconocimiento de la grandeza de Dios, así como de la pequeñez de uno mismo. La Sagrada Escritura nos recuerda que Dios “resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes” (Sant 4,6).

Hemos de huir de la autosuficiencia, o de la complacencia de los aparentes éxitos profesionales o espirituales, o de la falta de confianza en Dios.

Los santos han luchado toda su vida contra la soberbia que les lleva a apropiarse cualquier éxito como propio, sin agradecerle a Dios los dones que han recibido de él, gracias a los cuales lo consiguieron. Por ello Dios ha hecho maravillas a través de los santos, porque sabe que no caerán en la soberbia, ni se apropiarán los logros que se lleven a cabo a través de ellos. De esa manera dejan “trabajar libremente” a Dios, sin ponerle obstáculos.

Pensemos de qué manera hablamos con Dios y si procuremos tener conciencia de quienes somos y a quien nos dirigimos  

3) Para vivir

En estos días el cantautor Joan Manuel Serrat ha dado con gran éxito, en México, varios conciertos. En una de sus composiciones canta unas palabras que el poeta Miguel Hernández le dirigía a un amigo: “que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero”. Pues es una necesidad que se tiene de compartir experiencias con quien se quiere. Cuando hay amistad y amor, es natural querer comunicarse todo. Por ello a la oración hemos de ir a contarle al Señor muchas cosas.

En nuestro día habría que dedicarle un momento exclusivo para esa comunicación con Dios, para hablar con Dios, para hacer oración. San Alfonso María de Ligorio nos da un consejo sobre lo que debemos hablar en la oración: “A Dios le gusta que tratéis familiarmente con Él. Tratad con Él vuestros asuntos, vuestros proyectos, vuestros trabajos, vuestros temores y todo lo que os interese. Hacedlo todo con confianza y el corazón abierto, porque Dios no acostumbra a hablar al alma que no le habla”.