El Papa en Australia.

Hoy se requiere de personas audaces
Autor: Padre José Martínez Colín
 
 
1) Para saber 

El Papa Benedicto XVI llegó a Australia para presidir la XXIII Jornada Mundial de la Juventud 2008. En esta ocasión escogió como lema un pasaje de los Hechos de los Apóstoles: “Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos” (Hechos 1, 8). Esta frase es dirigida por Nuestro Señor Jesucristo a sus discípulos poco antes de su Ascensión a los Cielos. Jesús promete enviarles al Espíritu Santo.

Como lo dice el Papa en su mensaje para esta Jornada, quiere que reflexionemos en el Espíritu de fortaleza, el cual nos da el valor para vivir el Evangelio y proclamarlo. Dos aspectos esenciales de nuestro ser cristiano.

Nos recuerda el Papa que es el Espíritu Santo quien “hace posible que los hombres y mujeres de cada lugar y de cada generación lleguen a ser santos”. Y para ser santos y colaborar en la difusión del Evangelio se precisa de audacia que el Espíritu Santo nos infunde con el don de fortaleza. 

2) Para pensar 

La asistencia de Dios ha sido continua a lo largo de la historia del hombre. Al leer la Sagrada Escritura encontramos de continuo esa protección. Por ejemplo, se manifestó de manera especial cuando Yahwéh le mandó a Moisés liberar a los israelitas de los egipcios que los tenían como esclavos. Moisés se sintió inseguro y débil pues el pueblo egipcio era poderoso. Moisés tenía miedo a no ser escuchado por el faraón que gobernaba. Entonces Dios le hizo entender que quien liberaría a los israelitas sería Él, y Moisés sería sólo su instrumento: “Yo estaré contigo”, le dice Yahwéh. Moisés, con la seguridad y fuerza que le viene de Dios, logró sacar a su pueblo de Egipto.

Más adelante su protección se hace más patente al abrir el mar Rojo para que se salven de sus perseguidores. Por eso en los salmos se alaba a Dios cantando: “Yahwéh es la Roca de Israel”. La fortaleza del pueblo no estaba en ellos mismos sino en Dios.

Habría que pensar en qué tenemos puesta nuestra fortaleza. 

3) Para vivir

Al igual que a Moisés, también contamos con la fuerza de Dios para hacer su voluntad. Ciertamente en ocasiones se nos presentan trances difíciles de vencer. Para alcanzar la vida eterna hemos de superar muchos obstáculos. No basta con saber el camino: muchas veces podemos conocer nuestros deberes, e incluso podemos tener el deseo de cumplirlos, pero llega el momento de cumplirlos y no podemos; entonces es cuando nos damos cuenta de nuestra debilidad. Basta pensar en el momento de levantarnos por la mañana, sobre todo si nos desvelamos: podemos saber que ya es la hora y que nos espera nuestro deber, pero nos pueden faltar las fuerzas.

Además, los obstáculos no sólo están en nosotros, sino también en el ambiente o en las tentaciones diabólicas que pretenden alejarnos de Dios. Por ello, sólo con la fuerza del Espíritu podremos vencerlos.

El Don de Fortaleza ha ayudado a grandes santos a afrontar con heroísmo grandes dificultades. Pero también en las pequeñas luchas de cada día contamos con su ayuda. Por eso el Apóstol san Pablo se atreve a decir: “Todo lo puedo en Aquél que me conforta” (Fil. 4,13).