El Papa en Estados Unidos
La oportunidad de convertirnos

Autor: Padre José Martínez Colín

 

 

1) Para saber

En estos días en que Su Santidad Benedicto XVI ha estado en Estados Unidos, celebró una Santa Misa en el Estadio Nacional de Washington, DC. En la homilía que pronunció habló de los objetivos de su viaje, así como lo que espera, no solo en ese país sino de la Iglesia en América.
Así lo anunciaba el Papa: “He venido a América para confirmaros, queridos hermanos y hermanas, en la fe de los Apóstoles (cf. Lc 22,32). He venido para proclamar de nuevo, como lo hizo san Pedro el día de Pentecostés, que Jesucristo es Señor y Mesías, resucitado de la muerte, sentado a la derecha del Padre en la gloria y constituido juez de vivos y muertos (cf. Hch 2,14ss). He venido para reiterar la llamada urgente de los Apóstoles a la conversión para el perdón de los pecados”.
Recordó que la Iglesia se ve impulsada por el Espíritu Santo a llevar la buena nueva de nuestra reconciliación con Dios en Cristo a hombres y a mujeres de toda raza, lengua y nación.

2) Para pensar

El Papa invitó a recomenzar, a reconciliarnos con Dios.
Hay un relato que muestra esta actitud de la que podemos aprender.
Sucede el director de una cárcel de presos peligrosos quiso que fuera a predicarles un sacerdote. Los presos fueron obligados a ir a la capilla y no iban a gusto. El bueno del predicador, que no las tenía todas consigo, al subir al estrado donde debía hablarles tropezó y cayó por las escaleras. Las carcajadas de los presos no se dejaron esperar al verlo caer.
Se levantó del suelo y subió las escaleras. Y ya arriba les dirigió unas palabras: “Se rieron porque caí, pero nadie aplaudió porque me levanté. Pues de eso es lo que he venido a decirles: No importa que hayas caído. Es fácil caerse, pero más importante levantarse y el hombre siempre puede hacerlo. No importa que haya cometido errores muy graves, incluso crímenes, siempre puede enmendar su vida y rehabilitarse. Piensen que sucedería si yo me hubiera quedado en el suelo para siempre. Pues piensen si algunos no están todavía tirados”. Para terminar les dio su bendición que fue recibida con un profundo y respetuoso silencio.

3) Para vivir

Una manera de vivir este levantarse y recomenzar a caminar, el Papa lo concretó mediante el Sacramento de la Penitencia.
Comentó el relato evangélico en que el Señor resucitado otorga a los Apóstoles el don del Espíritu Santo y les concede la autoridad para perdonar los pecados: “mediante el poder invencible de la gracia de Cristo, confiado a frágiles ministros humanos, la Iglesia renace continuamente y se nos da a cada uno de nosotros la esperanza de un nuevo comienzo. Confiemos en el poder del Espíritu de inspirar conversión, curar cada herida, superar toda división y suscitar vida y libertades nuevas. ¡Cuánta necesidad tenemos de estos dones! ¡Y qué cerca los tenemos, particularmente en el Sacramento de la Penitencia! La fuerza libertadora de este Sacramento, en el que nuestra sincera confesión del pecado encuentra la palabra misericordiosa de perdón y paz de parte de Dios, necesita ser redescubierta... En gran parte la renovación de la Iglesia en América depende de la renovación de la regla de la penitencia y del crecimiento en la santidad: los dos es inspirado y realizadas por este Sacramento”.