La familia de Jesús, una familia con problemas 

Autor: José L. Caravias, S.J.

    

 

Tenemos que quitarnos de la cabeza la idea de que la familia de Jesús fue una familia sin problemas. Por los datos que nos dan los Evangelios, sabemos que en aquella casa hubo problemas y situaciones bastante serias. 


Apenas comprometidos oficialmente a contraer matrimonio, José se dio cuenta de que su mujer estaba en cinta, antes de haber vivido juntos (Mt 1,18). La solución de este conflicto no sería nada fácil. Supone mucha oración, mucho diálogo y muchos malos ratos. En todo caso, este incidente nos indica hasta qué punto en aquella pareja hubo situaciones difíciles casi desde el primer momento.
El nacimiento de Jesús acarreó también problemas muy serios al matrimonio: la persecución política, el exilio y el tener que verse como emigrantes en un país extranjero (Mt 2,13-15). Incluso después de la muerte del dictador Herodes, José se siguió sintiendo amenazado como persona sospechosa ante la autoridad política (Mt 2,21-22), hasta el punto de tener que volver a un pueblo perdido, Nazaret, en la región más pobre, Galilea (Mt 2,23). Un pueblo, además, que tenía mala fama (Jn 1,46).


Cuando llevaron al niño al templo por primera vez, un hombre de Dios inspirado por el cielo, le dijo a la madre cosas terribles: el niño estaba destinado a ser "señal de contradicción" y un motivo de conflictos (Lc 2,35), y ella misma se vería traspasada por un sufrimiento mortal (Lc 2,35).


Recordemos también el extraño episodio del niño cuando se quedó en el templo sin decir nada a sus padres (Lc 2,41-51). El Evangelio de Lucas señala expresamente que ni María ni José comprendieron lo que el joven Jesús hizo y dijo en aquella ocasión (Lc 2,48 y 51). Lo cual quiere decir que, también desde este punto de vista, en aquella familia hubo problemas, porque había cosas que resultaban preocupantes y que los padres no entendían.


En resumen: una familia con problemas. Y por cierto, de todas clases: problemas matrimoniales, problemas políticos, problemas entre los padres y el hijo. Una familia perseguida políticamente, desterrada, exiliada, arrinconada en un pueblo perdido, arrastrando sombrías amenazas, y viviendo situaciones que no resultaban fáciles de entender. Era una familia con problemas graves, como los problemas de tantas otras familias. 


Desde el punto de vista de la fe, nosotros sabemos que en aquella familia estuvo presente lo mejor que puede haber en una casa: el favor de Dios, su gracia y su palabra. Allí estuvo presente JESÚS. Pero esto nos viene a indicar que la presencia cercana y palpable de Jesús no excluye los problemas, la incomprensión y hasta la conflictividad. Más aún, precisamente la presencia de Jesús fue la causa de las tensiones y conflictos que se produjeron en aquel hogar. 
Por consiguiente, la familia ideal no es la familia donde no hay problemas, sino la familia que escucha el Evangelio, que lo acoge y lo vive, aun a costa de tener que soportar situaciones problemáticas. En eso seguramente reside la enseñanza más importante que tiene para los creyentes la familia de Jesús.