Nuestros mayores

Autora: Josefina F. Jiménez Laguna

 

 

Las arrugas cubren sus rostros, ajados, con una mirada vidriada pero aún intensa, impertérritos, inmutables, serenos y tristes, como niños perdidos, pidiendo un juguete el día de reyes. Rostros que un día fueron jóvenes, alegres y bellos, El tiempo ha pasado y se  marca  la huella dejada por los años.

Sus vidas desfilaron como un suspiro, sacando a adelante sus familias, desarrollando trabajos para la sociedad, activos y ágiles en otras épocas son hoy frágiles cuerpos que se tambalean al andar y sus mentes olvidan hasta su nombre, débiles e incapaces de moverse por sí mismos, son presa fácil de ser despojados del único derecho al que tienen acceso, la dignidad.

Sacrificaron sus deseos, añoranzas, ilusiones y sueños, siempre estuvieron al servicio de los demás.

Pasaron fríos y calores, alegrías y tristezas, recibieron desilusiones, insultos y desprecios...

Hoy que ya nada tienen que dar, esa sociedad los premia, los premia con el olvido, la falta de caridad, la falta de medios económicos, la soledad.....

Hoy que necesitan mas que  nunca de los demás, esos mismos demás están absortos en sus asuntos.

Son los nuevos leprosos de nuestro tiempo, se les confinan  a asilos y residencias con la excusa de ser atendidos, les arrancan de sus casas y parientes, de su lugar, de su entorno para dejarlos morir lejos, salvar su responsabilidad dejando en manos de extraños lo que es su obligación.

Todavía, y para vergüenza nuestra, no nos culpan ni se quejan, pero ahí están como prueba de nuestra falta de comprensión, de egoísmo de caridad, gritando con su silencio la injusticia del mundo actual.