El hambre en el mundo

Autora: Josefina F. Jiménez Laguna

 

 

Hay un hambre física que enajena el entendimiento y destruye al hombre en su parte material, se tambalea la integridad física y moral, rebaja al ser a un mero despojo maloliente y desarrapado, al que no queremos acercarnos por asco o miedo.

Su sufrimiento es la consecuencia de la vida moderna, de los avances y tecnicismos, de la exigencia de cultura y estudios, de los muchos escollos que  se encuentran personas inadaptadas  dentro de nuestra sociedad,¿ pero por quien?, desgraciadamente , nosotros mismos los hemos apartado de nuestro lado, les hemos ido abandonando a su suerte, que ellos no han sabido buscar o no han encontrado gracias a las barreras que la sociedad misma les impone, y la consecuencia es la destrucción lenta y dolorosa del ser humano.

El cuerpo necesita de alimento cada cierto tiempo, de vitaminas y proteínas para seguir subsistiendo, pero desgraciadamente hoy día es un problema para muchas familias que carecen de lo mas necesario para sobrevivir, mientras otras les sobra no solo  los alimentos básicos sino los superfluos, tiran las sobras de los platos sin control, se saltan comidas o desprecian el bien supremo que tienen de poder sentarse en una mesa cuatro veces al día.

El mundo actual cree superadas estas situaciones, solo en casos extremos lo vemos en los países del tercer mundo, la sociedad queda paralizada sin hacer nada mientras cientos y miles de personas que pueblan la tierra padecen hambre y llegan a morir.

Mientras los países ricos intentan llegar a la luna o descubrir nuevos mundos, se salen de nuestras fronteras naturales terrenales buscando otros futuros, y aquí abajo en la tierra perecen diariamente miles de personas, no tienen ni un mendrugo duro de pan  que llevarse a la boca, niños recién nacidos lloran hasta desgañitarse, y es que sus madres no tienen con que alimentarlos, caras tristes, delgadas y enjutas, cuerpos que se les transparentan los huesos, salen todos los días por nuestras pantallas de televisión,¿y que hacemos para remediarlo?, nosotros que nos creemos unos santos,  que despreciamos la comida que no nos gusta, que la tiramos cuando nos sobra, nosotros que en vez de dar gracias a Dios por lo que tenemos, le ofendemos y nos tiramos la gran vida, sin pensar en esos seres que sufren , lloran y mueren por nosotros, nosotros que no somos capaces de quedarnos sin desayuno porque no resistimos, pensemos en aquellos que no solo  no toman el desayuno, sino que ni el almuerzo, ni la cena, ni un bocado de nada,¿qué hambre no pasaran?,probemos si somos capaces a unirnos un día a su sufrimiento y padecer en nuestros estómagos  las cosquillas del hambre.

La crisis en el mundo puede ser aliviada con un pequeño grano de arena aportado por cada uno, pensemos en esos hijos de Dios, hermanos nuestros, se están ganando el cielo sin hacer nada, sufriendo en sus carnes el egoísmo  de los que nos llamamos cristianos, serán los preferidos del Señor, Jesús  si podrá decirnos:

  “Estuve hambriento y no me distes de comer”

Y le preguntaremos a Jesús:

¿Señor cuando te vimos hambriento?

Y nos contestara:

“Entre aquellos que pasaban hambre estaba yo”

Tendremos que agachar la cabeza y pedir perdón, porque no están tan lejos, están sentados a nuestra puerta en le esquina próxima, en el parque que juegan nuestros hijos, no nos conformemos con decir que están en otros continentes, los tenemos puerta con puerta.

Pero el hambre no solo es física, esta la espiritual, cultural, fraternal....El mundo esta hambriento de muchas cosas y no sabemos saciarlo, solo sabemos llenar todos los huecos con el vicio, en vez de rellenarlos con cosas buenas, y ahí debe estar nuestro sentido común, nuestra inteligencia para saber distinguir el bien del mal y elegir todo aquello que purifique embellezca y regenere un mundo maravilloso que la miseria humana lo esta pudriendo y envolviendo en suciedad y estiércol, hasta que llegue el día de su destrucción, como en Sodoma y Gomorra, porque el hambre no sabe  contenerse y sus ímpetus abominables  no ceden a las buenas indicaciones sino que se asoman y caen al precipicio de lo execrable y odioso.

Así este mundo que cree esperar la venida de Dios el día del juicio final, camina solo hacia el vicio del  vacío y el precipicio, la corrupción y el desastre, porque cuando nos acordemos de dar un paso atrás y querer revocar nuestra malas acciones será tarde, recordad que el labrador solo recoge en su tiempo y el fruto que sembró.

Maria dijo” he aquí la esclava del Señor”, pues hemos sido escogidos por Dios por medio de ella para engrandecer el reino de Dios para ser apóstoles de la palabra y de la fe, para llevar a lo mas escondido de las ciudades y del mundo el amor divino, para enseñar a los hombres que después de esta vida hay otra que es la que merece la pena vivir y por la que merece la pena luchar, para conseguir al fin de nuestros días  llegar a ese otro paraíso que es la vida futura.

Por eso el cristiano no debe de ir por la vida para salir airoso, o dar un vago testimonio de amor, sino que debe ser una semilla que germina labrando camino ascendente hacia la propia santificación y la ayuda al prójimo al servicio de Dios y la Virgen Santísima, debe llevar una altas miras divinas, siempre inalcanzables, así tendremos que intentar superarnos en cada instante y cada momento, sin importarnos lo que en nuestro camino hallemos, sean espinas , salsas o caldos, tenemos que  con valentía seguir el camino mirando solo la meta pues solo así podremos tener el valor necesario para intentarlo sin sustentarlo en la mezquindad y ruindad del mundo que al fin  y al cabo son siempre cosas pasajeras y solo  las buenas acciones , deseos, y virtudes serán siempre nuestra aliadas y mejores consejeras, pues si nos apoyamos en el mundo que es polvo y polvo volverá a ser, nuestro pedestal de obras se derrumbara pronto.

Pero no es tiempo de desesperación, es tiempo de construir , de trabajar y amar, sobre todo amar,” si amas haz lo que quieras”, pero no entendamos la escritura a nuestra manera, amar y hacer lo que se quiere significa que el verdadero amor no hace daño ni es egoísta, avaro, aprovechado, es amor.