Camino de perfección

Autora: Josefina F. Jiménez Laguna

 

 

Leemos las vidas de los santos y suspiramos con melancolía queriendo emularlos en sus hazañas para llegar como ellos al cielo, ¡qué equivocados estamos!, el camino de perfección no es perfecto, es sinuoso, torcido con miles de obstáculos en él, es aburrido, sin grandes gestas, sin  actos heroicos.

En una cosa si que debemos parecernos a los santos, y es en la oración, ésta si es el principio del sendero, es nuestra fuerza y nuestro empuje, sin ella no podremos avanzar ni poco ni mucho. Una oración confiada, resignada y aceptando la voluntad de Dios que seguro no se parecerá a nuestras metas.

Al avanzar por la vida si el deseo es hacer el bien y ser seguidor de corazón de Jesús, lo primero nos plantearemos ser nosotros mismos con  nuestra debilidades, defectos errores, y también virtudes, ¡alguna tendremos!, después es vivir, solo vivir, superar situaciones haciendo el bien, ayudando cooperando a la paz, a la felicidad, al bienestar, siendo bálsamo para las heridas de otros, hombro en el que reclinen sus cabezas agobiadas, oídos para escuchar sus problemas, andar al lado de nuestros hermanos como sombras calladas, sin reproches, insultos ni consejos no solicitados, pero eso sí, estar ahí, ¡es tan importante!.

Para ascender al cielo tenemos que escalar la montaña sin cuerdas que nos sujeten, sino nuestro esfuerzo, dejándonos la piel y las uñas al hincarlas en las rocas para no caer, a veces desearemos abandonar, no nos parecerá lo suficientemente atractivo escalar sin ayuda de los que tenemos alrededor, al contrario ellos nos pondrán mas obstáculos que nadie para no llegar a la cima, les dará envidia de nuestra escalada silenciosa, abnegada, difícil y costosa, y sobretodo les dará coraje de nuestro animo en la lucha sin desanimarnos pues cada pequeña victoria será un gran triunfo, a veces ni nos daremos cuenta, pasara inadvertido, pero alguien en algún momento nos recordara que estuvimos allí en tal momento y nos daremos cuenta de lo valiosos que somos desde nuestra insignificancia, desde nuestro mudo comportamiento.

Nos inquietaremos de ser inútiles, y creeremos una lucha inservible,  nos encontraremos derrotados, pero estamos construyendo un mundo mas justo y humano, cada vez que amamos, ese es el secreto, todo lo viviremos sin una queja con abnegación  y espíritu de servicio, en nuestro interior la satisfacción de hacer el bien nos hará libres y felices, combatiremos los sinsabores a golpe de amor, sin esperar nada a cambio solo la inmensa tranquilidad de dar paz, ayuda, ponemos nuestros sentidos en “el otro” olvidándonos de nosotros y encontramos en ello mucho mas que todos los tesoros del mundo.