El Misterio de la Navidad

Autor: Josefa Romo Garlito

 

 

El ambiente navideño invade nuestras calles y rebosa en los grandes almacenes: los adornos e iluminación son particulares y muchos escaparates exponen a la Sagrada  Familia. Estas fechas enternecedoras, llenan de alegría los hogares, que se dilatan en la acogida. Por Navidad, vuelven a casa los que están lejos; cuando no es posible, la tristeza ensombrece los corazones, y si hay  enemistad, se acentúa ahora su sabor agrio.

Las representaciones teatrales navideñas, los belenes y las corales con sus dulces cantos de  voces armoniosas, nos ayudan a acercarnos al Misterio del nacimiento de Cristo en un establo. “Millones de años después de la creación, en este establo, se levanta, con la tenue claridad de un pábilo, la primera mañana del mundo”, escribió Jean Paul Sartre en un campo alemán de prisioneros, en 1940 ( En su auto sacramental, “Barioná, el hijo deltrueno”, el filósofo francés consiguió lo mejor del arte dramático creado para la Navidad).

 En pocos sitios se pasa por alto el aniversario del nacimiento del Hijo del Eterno, que marcó el centro de la Historia, con  un antes y un después de Cristo. Por puro amor, adoptó nuestra  naturaleza humana, y se hizo “un Dios pequeño que se puede tomar en brazos y cubrir de besos, un Dios cálido que sonríe y respira, un Dios que se puede tocar y que vive...” (ibidem)

¡Qué bien expresó J. Paul Sartre, la solidaridad de Cristo con el hombre!: \"Un Dios-Hombre, un Dios hecho de nuestra misma carne, un Dios que aceptaría conocer el gusto a sal que hay en nuestras bocas cuando el mundo entero nos abandona, un Dios que acepta de antemano sufrir lo que sufro hoy...”  Y el filósofo existencialista de la desesperación, “parece conmoverse por el cariño asombrado de María, la mirada de José y la esperanza de los Reyes Magos y de los pastores frente al Dios niño  (Massimo Borghesi).