Faltan a nuestra mesa ¿En dónde está tu hermano?

Autor: Josefa Romo Garlito

 

 

El remordimiento no dejaba reposar a Caín. Su crimen fue el principio de la historia de violencia del hombre. No hemos cambiado: parece que llevamos sangre cainita.

¿En dónde están los cerca de 85.000 niños abortados en España en 2004, sin contar los abortos clandestinos y farmacológicos? ¿En dónde está el millón de niños de entre 2 y 21 años (edad que tendrían ahora) y que faltan de nuestra mesa? Les hemos negado el pan y la sal, el vestido y el aire: hemos aniquilado su vida. ¿Y luego? ¿Hemos engordado más? ¿Nos hemos divertido a lo grande sin ellos?

Con los adelantos hoy de la medicina, es raro que ninguna mujer se haya visto en la tesitura de abortar o morir o enfermar; sin embargo, es el motivo aducido en casi todos los casos (el 96’7% de los abortos).

¿A quién no le repele la idea de que una madre mate a su hijo? ¿No es una locura?. ¿No les repugna a todos los doctores, la industria de la muerte? ¿Y a todos los políticos? ¿Tanto interés tienen algunos en ese voto? Y las asociaciones antivida, ¿no encontrarán mejor dedicación? ¿Por qué no promueve el Gobierno y todas las Autonomías, ayudas, como en Italia, a las embarazadas que por causas económicas puedan verse tentadas a abortar? Las políticas actuales de educación sexual y “salud reproductivas”, banalizan el uso del sexo, degradan a los jóvenes y atentan contra su salud, además de no impedir el aborto, que aumenta por medios químicos y quirúrgicos (tres de cada cuatro gestaciones en chicas de 19 años acaba en aborto quirúrgico, el 73% con respecto a 1995).

¿Qué hacemos para evitar la barbarie? En Francia, el 22 de enero saldrán en manifestación. Su lema: “ 30 años bastan” “Ya son demasiados”.