Los Reyes Magos y la persecución de los inocentes

Autor: Josefa Romo Garlito

 

 

Pasó la noche de Reyes, de ilusión y de indecible encanto, inolvidable para pequeños y mayores, que revivimos, en el recuerdo, las de nuestra niñez. La mayoría quiere noche de Reyes, la que iluminó el rostro de los niños españoles de generación en generación. El relativismo irrespetuoso con las tradiciones y libertades, ha quitado algunos “nacimientos”. ¿Respetarán las cabalgatas de Reyes, o la cambiarán por hadas y por duendes? La tradición de
los Reyes Magos en nuestra tierra, transmitida de padres a hijos, tiene un sabor insustituible. Los Reyes son históricos y con personajes de cuentos no se deben mezclar.
Los magos no son míticos, por mucho que los vistamos con atuendos reales. Fueron hombres sabios, valientes y sencillos, que contemplaron entusiasmados la estrella que indicaba el nacimiento del Redentor. Y lo dejaron todo por verle, simbolizando su camino para muchos, su encuentro o reencuentro de la fe. Con oro, incienso y mirra, se presentaron en Belén para
adorar al Niño. La ciudad de Jerusalén se alborotó con las nuevas, y el temor de Herodes revolvió su furia criminal.
Matanza de inocentes en los albores del nacimiento de Cristo. Incontables niños dieron su vida por Él.
Ahora, muerto pero resucitado, continúa perseguido en sus incondicionales. Él es la fuerza de los mártires y confesores. En España, bastantes católicos fervientes vuelven a ser privados de su libertad; pero el relativismo cruel no apaga su fe, que se aviva en las dificultades. A alguno podrán quitarle el crucifijo del aula o del despacho, o el desprecio o la burla hacer presa en él; pero sus obras y su vida hacen presente a Cristo, que consuela en la persecución.