“Ateos creyentes”

Autor: Josefa Romo Garlito

 

 

¿Cuento Chino? ¿Paradoja? ¿Antítesis imposible? ¿Ironía?
Hay quienes se declaran ateos y en la intimidad practican la fe, que esconden en su más "profundo centro".

Conocí a una profesora que se oponía a que dotasen a su Centro, de un profesor de Religión que acabara con el analfabetismo cruel de los alumnos en esta materia. Todos la creían atea. Un día me confió en privado: "rezo mucho", ¿sabes?. Tuvo más tarde un problema de salud, con un pronóstico fatal; luego, se casó por la Iglesia.

Un día le dije que había dado gracias a Dios por habernos escuchado a ambas. Lloró de emoción. La primera estampita que vi sobre el negativo de la Sábana Santa, me la regaló una compañera que militaba en las filas comunistas; parecía antirreligiosa. Luego acudió a la iglesia para hacer de madrina.

Estos hechos y otros, me los han recordado las afirmaciones de Fanny sobre la práctica religiosa pero privada del colosal argentino Luis Borges, Premio Cervantes y pretendiente impertérrito al Nobel, fallecido en 1984.

Su cuidadora durante más de cuarenta años, dictó para un libro sobre el genio: "Él siempre decía, muy orgulloso, que no creía en Dios ni en ninguna de todas esas cosas. ¡Pero él rezaba el Padrenuestro con su madre antes de irse a dormir! Y cuando la madre murió, íbamos a verla al cementerio de Recoletas todos los fines de semana. Él entraba en la bóbeda y, cuando nadie miraba, se arrodillaba, se persignaba y se ponía a rezar..." ( El Señor Borges).

¿Y qué se podría pensar de Sartre, el filósofo existencialista y "ateo", ahora que hemos conocido su obra de teatro Bariona? Escribió este auto de Navidad en un campo alemán de prisioneros, para interpretar en el barracón en que se hallaba. No tuvo reparo en escribir: "Un Dios-Hombre, un Dios hecho de nuestra misma carne, un Dios que aceptaría conocer el gusto a sal que hay en nuestras bocas cuando el mundo entero nos abandona, un Dios que acepta de antemano sufrir lo que sufro hoy", entre otras afirmaciones encendidas de esperanza por el nacimiento del Hijo de Dios.

Me pregunto si los que se avergüenzan en público de su fe, conocerán esta frase del Evangelio: "De quien se avergonzare de Mí y de mis palabras delante de los hombres, Yo me avergonzaré de él delante de mi Padre y de los ángeles de Dios".