Sobre la financiación de la Iglesia. 

Autor: Josefa Romo Garlito  

 

 

Quiero pensar que es ignorancia y no malicia. En respuesta a una carta sobre el Impuesto de patrimonio, un señor  responde: “¿Qué son los 1.000 millones de euros a recaudar por el nuevo impuesto sobre el patrimonio comparados con los 6.000 millones con que el Estado sufraga  a la Iglesia católica anualmente? ” ( El País.com, 23/9/2011). En España, a la Iglesia no la sostiene el Estado, sino sus fieles y otras personas que aprecian su acción caritativa y social. Lo hacen mediante donativos y marcando, voluntariamente, la casilla de la Iglesia en el impreso del IRPF ( ¿no deberían financiarse de igual modo otras instituciones a las que no todos pertenecemos?).  La gente de buena voluntad se asombra de la labor humanitaria, docente, cultural y artística de la Iglesia. Por otro lado, sólo en educación, anualmente le ahorra, al Estado, más de 4.000 millones de euros. No me extraña que una profesora castellana, en una reunión de compañeros, revelara: “aunque no soy creyente, en la práctica tengo algo de católica: ayudo religiosamente a la Iglesia en sus necesidades”.