Navidad 2010

Autor: Josefa Romo Garlito  

 

 

La Nochebuena y la Navidad son nuestras fiestas más entrañables, tan populares que en el mudo occidental se celebran en todas partes. ¿ Y cómo las celebramos? Con todo lujo de detalles: luces, dulces, cantos, música, rezos, reunión familiar, etc. Asombra  ese misterio de amor del Niño Dios, que abraza el sufrimiento humano, santificando así las realidades de pobreza y de dolor que muchos hombres atraviesan. Su amor puro, despierta el nuestro.

La antevíspera de Nochebuena,  una compañera me felicitó deseándome “feliz año”, y una antigua alumna me deseó, por la calle,  “unos buenos días”. Yo invitaría, a cada cristiano, a confesar su fe de palabra y de obra, que si parecemos lo que somos, es señal de autenticidad y Dios no se avergonzará de nosotros. Un buen detalle de Navidad puede ser bendecir la mesa. Monseñor Munilla ofrece esta propuesta: “Bendice, Señor, en esta Noche Santa, esta mesa y a los que en torno a ella nos reunimos, así como a todos nuestros seres queridos y a los que echamos en falta: En esta noche en la que viniste a nosotros, sin encontrar posada donde alojarte, queremos abrirte las puertas de nuestro hogar y las de nuestros propios corazones para que entres y hagas tu morada en ellos. Da pan a los que tienen hambre, y hambre de Dios a los que tienen pan. Concédenos la gracia de reunirnos un día toda la familia en la mesa celestial. Amén”