Ante la cultura de la muerte, comprometerse con la vida

Autor: Josefa Romo Garlito  

 

 

El que no se compromete hoy con la vida, no es humano y, por tanto, tampoco cristiano: la vida humana está seriamente amenazada, sobre todo, por los dueños del mundo, que, además de guerras, promueven leyes de aborto e intentan legislar a favor de la eliminación de ancianos y enfermos, etc. mediante la eutanasia ( para que cuele, le llaman ahora “muerte digna” y dicen, al principio, como el enfermero del geriátrico de Olot, que ese homicidio es por compasión). Lo más grave que ocurre en nuestro tiempo es la “cultura de la muerte”. ¿ Los jóvenes quedan fuera de la “caza”? No pocos sufren el Sida, que acaba arruinando su salud, su profesión y su vida. ¿Y por qué y de dónde coños ha salido esta enfermedad? ¿No será del intento de reducir la población? Leo en Internet que un miembro integrante del grupo Bildeberg, dijo: “lo malo del sida es que mata muy lento” . Verdad o no, no me parecería extraño que, en algún lugar del Planeta, se hubiera invertido para crear el sida. Decía Henry Kisinger, en 1974: ‘el aumento de población pone en peligro el suministro de materias primas que Estados Unidos necesita para su crecimiento económico y su seguridad política’. De terror: el pseudofilántropo multitudinario Bill Gates afirma: "si hacemos un buen trabajo con nuevas vacunas, atención sanitaria y servicios de control de la reproducción (abortos), podemos reducir la población quizás en un 10 o 15 % ".