El Padre Hoyos a los altares
Autor: Josefa Romo Garlito  

 

La diócesis de Valladolid está de enhorabuena por la beatificación del Padre  Bernardo de Hoyos, joven jesuita, natural de Torrelobatón. En esta ocasión, el Papa ha enviado a Valladolid a su representante para la causa de los santos, Mons. Angelo Amato, y así  poder, sus paisanos, participar en esta ceremonia histórica sin trasladarse.
Dicen que Ávila es tierra de santos. Con fama o sin ella, Valladolid también lo es. En su extraordinaria Homilía de  toma de posesión, el Arzobispo Monseñor Ricardo Blázquez, los ha mencionado uno a uno:  San Pedro Regalado, Patrón de la ciudad, taumaturgo franciscano protector de los pobres; el trinitario San Simón de Rojas, que, de camino a Salamanca para estudiar en su Universidad, le dijo al Señor que no se levantaría de los pies del sagrario hasta que le sanara de su tartamudez (sus compañeros, estupefactos, atribuyeron el milagro a la intercesión de la Virgen); Santo Toribio de Mogrovejo, el gran Obispo misionero de Perú; el Beato Florentino Asensio, Obispo y mártir…Ahora, el Padre Hoyos, admirable porque en pocos años llenó de santidad su vida con su celo apostólico y su gran amor al Corazón de Jesús, siendo el primer Apóstol de esta devoción en España. El Padre Hoyos se ofreció generosamente a Jesús para extender el culto a su Sagrado Corazón, y el Señor le mostró entonces su Corazón envuelto en llamas de amor a todos y le hizo esta  Gran Promesa: “Reinaré en España, y con más veneración que en otras partes”.