La enfermedad mental.

Más iniciativas contra el estigma de la enfermedad mental.

Autor: Josefa Romo Garlito 

¿Habrá cosa más triste que perder la cabeza? Recientemente se ha sabido que "un grupo de investigadores (de la Johns Hopkins University School of Medicine), ha descubierto el gen de la esquizofrenia y de los trastornos relacionados con esta dolencia".

Las enfermedades psíquicas son diversas y pueden tener su raíz en un accidente cerebral, en la esfera psico-afectiva o en la predisposición personal, incluso estar relacionadas con el ambiente o la educación. Encierran cierto peligro, la soledad y la vivencia de la pérdida de un bien material que se siente como muy importante, o del trabajo, los amigos o una persona muy querida; es decir, las emociones profundas no asimiladas; incluso los grandes éxitos no digeridos por falta de preparación interior. Fatal: la incomunicación; no es aconsejable guardarse los problemas sino referirlos a persona recta y discreta.

Refiriéndose a los enfermos mentales, el que fuera director del Instituto Psiquiátrico de Valladolid, Francisco M. Fernández, citaba, en un libro suyo sobre el momento presente, esta frase de J.M. Cabodevilla: "estos hombres tienen toda la inmensa predilección de Dios". Estoy segura de que hacerles daño, a sabiendas, en su persona o en sus bienes, clama venganza al Cielo.

Nadie está libre de llegar a padecer una enfermedad mental, y es injusto el estigma que recae sobre ella y el desprecio que sufren quienes la padecen. Se han dado pasos para remover tópicos, desvanecer prejuicios, suscitar la comprensión; pero no es suficiente. Estupenda la película "Una mente maravillosa", de Ron Howard, magníficamente interpretada, sobre el caso real del matemático y Premio Nóbel de Economía 1994 Dr. Nash, un genio que enfermó de esquizofrenia.

Sí, un esquizofrénico y otros enfermos mentales pueden ser tontos, de inteligencia normal o genios; pero, en cualquier caso y siempre, son personas dignas de amor y de respeto. Tienen tanta necesidad de afecto…

Quisiera felicitar a las Hermanas Hospitalarias de San Benito Menni, que se significan en la atención amorosa a este tipo de enfermos. Están libres de prejuicios, son adelantadas sociales, personas dignas del mayor premio. Con ellas, también merecen mi admiración, el personal sanitario y los voluntarios que cooperan con generosidad en esa noble tarea.