La reacción del Gobierno contra los Obispos

Autor: Josefa Romo Garlito 

La reacción del Gobierno por las palabras de cardenales en la Plaza de Colón en un aforo multitudinario y festivo (31-12-07), como luego ante la reciente nota difundida por la Conferencia Episcopal con motivo de las elecciones, me parece desproporcionada e injusta. Desproporcionada, porque los Obispos no obligan a nadie a votar a un partido o a otro. Es injusta por contenido y forma: se dirige a amordazar a una institución que tiene derecho a la libertad de expresión, pues estamos en una democracia y se han de evitar modos totalitarios; en segundo lugar, porque se valen de la mentira para confundir y promover el anticlericalismo trasnochado e inicuo: dicen que los obispos piden el voto para el PP y no han hecho mención alguna de partido o formación política; en tercer lugar, es también injusta por la vara de medir tan distinta que emplean para los líderes católicos y para los islamistas: aceptan con agrado inmenso que los religiosos islamistas pidan el voto de los suyos para el PSOE, pero critican exasperados a nuestros obispos por orientar a los católicos en cuestiones de moral. Claro que ningún católico ni nadie que se precie, debe votar programas políticos que no defiendan la familia sobre el matrimonio verdadero; la vida sin fisuras, es decir, sin discriminación por la edad (aborto), por la salud (eutanasia), por razones políticas (terrorismo)…; la educación y no la corrupción desde la escuela. Pero, mire usted, ya lo dice el refrán: el que se pica…