Un amigo olvidado

Autor: Josefa Romo Garlito

 

 

Me sorprendo: el 2 de octubre se celebran los ángeles custodios. ¿ Nos acordamos de los ángeles?
¿ A quién no le enseñaron de niño a rezar a su ángel de la guarda? Yo recurro todavía a él para resolver algún problemilla, y más cuando mis hijos o yo vamos de viaje. 
Me llaman la atención estas palabras del Evangelio:
“Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; pues sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial”  ( Mateo, 18, 10). Me pregunto si las madres que visitan los abortorios para deshacerse de su niño
pequeñito, ¿ lo habrán leído alguna vez. Es para temblar: madres que se dirigen al patíbulo de su hijo mientras su ángel llora por él. A ese niño no le guardará nadie luto y sólo le llorará su ángel de la guarda y algunas mujeres piadosas cuando lo piensan. ¿Qué harán con su cuerpecito? - se preguntaba la hoy Presidenta de Víctimas del Aborto, Esperanza Puente,
ante su niño troceado en un frasco de cristal en una clínica madrileña-. Lo tiran a la basura o lo emplean para la fabricación de cosméticos u otros aprovechamientos industriales. 
No sólo como mujer cristiana; también como madre, me parece horrible que una mujer no proteja a su hijo.
Estoy segura de que si la madre embarazada en apuros acude a la oración, su ángel de la guarda y el del niño le ayudarán a sacarlo adelante con gran gozo, que gozo y sacrificio no están reñidos.