Signo de contradicción

Autor: Josefa Romo Garlito

 

No sólo son compatibles los derechos humanos, tan en
boga, con el respeto a las culturas, sino que veo que
se lesionan esos derechos cuando no se respeta la
cultura de los ciudadanos. La retirada de los
crucifijos y de otros símbolos religiosos en Francia,
es una señal del autoritarismo que embarga a algún
sector dominante de la vecina Francia. Esta decisión
evoca en mí al régimen cubano y otros sistemas
totalitarios que se implantaron en Europa en el siglo
XX.
Ostensible o no, no creo que haya razones sólidas para
erradicar el símbolo de la cruz (emblema de nuestra
cultura cristiana milenaria), de los centros públicos
de enseñanza… Jesús crucificado se vuelve a convertir
en signo de contradicción, como profetiza el anciano
Simeón; ahora, para más Inri, en pueblos de mayoría
cristiana. Se trata de un atentado al derecho de la
libertad religiosa. El crucifijo, como dijera
sabiamente el profesor Tierno Galván, cuando
intentaron quitárselo de su despacho de la Alcaldía de
Madrid, «es un símbolo de paz y no hace daño a nadie».
El gesto del Gobierno francés pone a las claras su
flagrante violación del artículo 18 de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, que considera
derecho pleno a la libertad religiosa.Tengo la
impresión de que la redacción de Preámbulo de la
Constitución europea es un intento sutil del Gobierno
francés de imponer su laicismo jacobino a toda Europa.