Cristianos en Auschwitz

Autor: Josefa Romo Garlito

 

Nos ha impresionado en televisión y en las imágenes de
la Prensa escrita, el campo polaco de Auschwitz, al
que se ha asomado para rezar y hacer memoria un Papa
alemán sencillo, humilde, caritativo y amigo de la
verdad. Según Ariel Sharon, “a nadie le importó que
los judíos fueran asesinados". Eso es falso: muchos
callaron por ignorancia de lo que allí pasaba y otros
atenazados por el miedo; pero hubo cristianos en
quienes el amor fue más fuerte que el miedo. En
Italia, por ejemplo, más de 170 sacerdotes y
seminaristas fueron asesinados por ayudar a judíos. En
Dacha (Polonia) fueron internados 2.794 sacerdotes y
religiosos; de entre ellos, 1.734 polacos, y murieron
1.034 eclesiásticos, la mayoría polacos. La iglesia
salvó la vida de más de cien mil judíos y a Sor Ewa
Noiszewska y a Sor Marta Wolowska, las mataron por
ofrecer proteccidón a niños hebreos. Sor Klemensa
Staszewska fue asesinada en Auschwitz por esconder en
su convento a muchachas judías. Allí también sufrió el
martirio la carmelita venida del judaísmo Sor
Benedicta de la Cruz (Santa Edith Stein) y el
franciscano San Maximiliano Kolbe, que ofreció su vida
lleno de amor al prójimo a cambio de la de un padre de
familia.

Auswich es también tierra regada con sangre de
mártires, tierra sagrada. Yo les pido a todos ellos
que nos ayuden a ser lo que debemos ser, humanos. ¿No
será una hipocresía rechazar el horror de Auswich y al
mismo tiempo aceptar la masacre inhumana de tantísimos
abortos que se realizan cada día en tantas ciudades
de Europa?