Por una educación sexual sin corrupción

Autor: Josefa Romo Garlito

 

 Hoy la pureza se la ha cubierto de un manto de
silencio -ahora si se la menciona, es para burlarse,
como en “Amo a Laura” -. ¿No nos parece que hay
complejo, pues pocos se atreven a hablar sobre ese
asunto, mientras, en el fondo, casi todos apreciamos
la fidelidad matrimonial?

El vacío sobre el tema, se ha llenado con
desorientación y estimulo al uso y abuso de lo carnal,
con el ingrediente, incluso, de la homosexualidad (sin
autorización de los padres, pretenden promoverla hasta
en las escuelas e Institutos de Secundaria). Muchos
han cambiado castidad por desorden sexual, y se ha
extendido el Sida y el aborto a gran escala.

¿No llevará razón Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de la
Plata?: “Se está jugando algo muy importante para la
sociedad toda en su conjunto... Se ha de dar una
educación integral que sepa reconocer la sexualidad en
el conjunto de la persona y que esté orientada
verdaderamente al amor, a la familia, a la educación
de los afectos y no simplemente a una instrucción
superficial que lo que hará será solamente transmitir
una falsa seguridad e impulsar, incluso, a la
promiscuidad y al acceso temprano a la experiencia
sexual(...)”