"El problema de fondo"

Autor: Josefa Romo Garlito

 

 

Estoy de acuerdo con el escritor Enrique Monasterio: "La Biblia nos revela que el mundo no tiene nada de tenebroso: cada átomo de las galaxias es conocido, amado y creado por un Dios, que vio que todo era bueno(...). El mundo es diáfano para la inteligencia creadora, y lo será para la humana, cuando llegue a amarlo como Dios lo ama. El materialismo en cambio no entiende casi nada: le asusta la muerte, el dolor, la culpa, la conciencia, el futuro, el azar. No sabe qué significa la belleza, el amor, la risa. Comprende, eso sí, que tiene que haber algo más. Y recurre a fuerzas ocultas, a brujas y hechizos para controlar un mundo que se le escapa de las manos. Y es que, como bien dijo el Cardenal Ratzinger, cuando se expulsa a Dios de esta tierra, el mundo se convierte en un lugar peligroso. El vacío de Dios se llena siempre con dioses". Me recuerda las palabras del célebre escritor británico: "Cuando se deja de creer en Dios, enseguida se cree en cualquier cosa" (G. K. Chesterton). Por desgracia, muchos hombres de hoy, vacíos de Dios, se desorienta en la superstición.