Pasaporte para la clonación

Autor: Josefa Romo Garlito

 

 

La ley de Investigación Biomédica, aprobada definitivamente en el Congreso (14 -6-07).
¿Progresista? Chapada a la antigua, en apreciaciones anteriores a 1995, es índice de que el Gobierno no ha sido capaz de subirse al carro del progreso, pues elude la investigación con células madre adultas, las únicas que han dado resultados. Según la Doctora Mónica López Barahona, “no existe a día de hoy ningún ensayo clínico aprobado en todo el mundo con células madre embrionarias, mientras que existen 710 con células madre adultas”. Con fines terapéuticos, la ley biomédica se convierte en un pasaporte de incontables muertes de humanos en estado embrionario; el clon es un ser humano y se pretende y obliga a matarlo en pocos días. Evoco a Dostoieski: “Si Dios no existe, todo está permitido”. ¿Será, por eso, por lo que algunos totalitarismos, en aras al progreso científico, permitieron matanzas en cifras millonarias? La historia se repite: ahora, más de lo mismo: se discrimina a seres humanos (por la edad) y la autoridad política lo bendice. Sí, los
totalitarios que niegan a Dios, parece que no conciben otra ética que la de su conveniencia; es decir, son inmorales. Lleva razón Manuel de Santiago, Presidente de la Asociación Española de Bioética cuando dice que España vuelve a “dar la nota” y se convierte en un “país radical a través del pseudoprogresismo”.