Agradecimiento a Monseñor Juan Ignacio Munilla. Obispo
de Palencia

Autor: Josefa Romo Garlito

 

 

Quiero agradecer vivamente a Monseñor Munilla, obispo de Palencia, su apoyo generoso al retiro espiritual del Padre James Manjackal, misionero indio de la Orden de San Francisco de Sales, sacerdote de fina e intensa espiritualidad, enriquecido de modo especialísimo por los carismas del Espíritu Santo. Muchas gracias, pues a usted le debemos ese Retiro que, como lluvia de mayo, penetró en nosotros. Le agradezco también su impactante y bella homilía en la Misa que presidió junto al Padre Manjackal y tantos sacerdotes, y por la abundancia de confesores. ¡Qué hermoso! Nos encontramos gente de cerca y de lejos: de Palencia, Valladolid, Ávila, Barcelona, Toledo, Madrid, Asturias… y con muchos que llegaron de Las Canarias; gente de distintas parroquias, movimientos y
asociaciones, como representando la universalidad de la Iglesia.

Como en la parábola de las bodas del Evangelio, las hermanas gemelas que organizaron el Retiro, médicos y cristianas coherentes, y una vallisoletana amiga de ellas, salieron a los caminos y nos dieron la noticia. ¡Qué afortunada me siento de que me encontraran a mí
también! No lo olvidaré en mi vida y doy infinitas gracias a Dios por ese Retiro tan especial. También quiero agradecer a los Hermanos Maristas de Palencia, su grata acogida en las instalaciones de su Colegio.

Aunque con otro estilo, la figura del P. James Manjackal me hace evocar, por su gran amor a la Iglesia y su encendido celo por las almas, la del Siervo de Dios Padre Tomás Morales ( SJ), al que conocí y traté personalmente. El carismático Padre James es un don de Dios para los hombres del siglo XXI, como lo fue para los hombres del siglo XX San Pío de Pietrelcina, al que me recuerda por los estigmas y los milagros que Dios obra por su oración. Doy gracias a Dios porque también en el siglo XXI podemos contar con evangelizadores de la talla espiritual de San Francisco de Asís y de San Antonio de Padua (s. XIII).