Matrimonio, idilio de amor

Autor: Josefa Romo Garlito

 

 

Me atrevo a decir que no hay forma más perfecta de convivencia y de amor, que la del matrimonio. Sin embargo, es uno de los valores patrimoniales de la Humanidad más atacados ahora por ideologías que incluso se han colado en el corazón de algunos partidos políticos e instituciones. Atacan la institución familiar sobre su cimiento, que es la unión amorosa y estable entre hombre y mujer abiertos a la vida y comprometidos ante la sociedad o sociedades a las que pertenecen (religiosa o civil o ambas).

 

El matrimonio no es una situación de violencia, como con malicia y error de ideología algunos propagan (La familia es el espacio central para el aprendizaje de la violencia”, se afirma en una Guía difundida por la Caixa ). En el matrimonio se puede vivir, y se vive en muchos de ellos, un idilio  de amor que da felicidad y fortaleza en medio de las dificultades de la vida. Ante el espejo de mis padres y abuelos, veo que se puede vivir así hasta el final de una vida larga. ¿De qué depende? En gran parte, del acierto en la elección de la propia pareja. Hay quienes se fijan no sólo en la atracción de tipo sexual o de belleza corporal, sino que tienen en cuenta valores espirituales y morales compartidos: lealtad, responsabilidad, laboriosidad, sinceridad, comprensión, espíritu de sacrificio y  de entrega, fe, capacidad de llevar adelante un proyecto de vida en común ...

Cada vez hay más gente que va a ciegas, quizá porque la elección se hace sobre extraños, conocidos en una noche de fiestas e impulsados a una relación de tipo sexual no comprometida y probada antes de tiempo, a lo que erróneamente llaman amor. El sexo no es  el amor, aunque sí un ingrediente. El amor brota de lo profundo del corazón  y se basa en el conocimiento del alma del otro, de sus actitudes, de su personalidad, de su calidad humana. Cuando uno se atiborra de sensaciones, no queda hueco para el mutuo conocimiento y, por tanto, para el amor; a la hora de la verdad, puede surgir la decepción o el aburrimiento.