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Autor: Josefa Romo Garlito 

 

 

¿Nos deja impasibles el hecho de que en 2004 se produjeran en España 85.000 abortos? Sería señal de ignorancia supina o de una carencia humana importante. La mujer embarazada lleva dentro al propio hijo, una personita pequeña y débil que, cuando vea la luz, necesitará otra forma de alimentarse. 

¿Por qué tantos abortos, con un aumento del 6'5 % en 2004 sobre los de 2003? ¿Es que esas madres no tienen entrañas? Se producen, sobre todo, por dos factores: El desconocimiento de la realidad del aborto y sus consecuencias (la presidenta de «Víctimas del Aborto» lo pasó fatal cuando vio a su niño troceado en un bote de cristal), y la falta de apoyo familiar, estatal y social. Muchas se ven frágiles y desprotegidas, y su precariedad económica y la falta de apoyo, las vuelve agresivas contra sí mismas y contra el bebé. 

Para remediar el mal, los políticos en Italia se han decidido por el «bono bebé» a las madres embarazadas con problemas. Desde estas páginas quisiera felicitarles por su acierto: es indicador de humanidad y de inteligencia. Mientras, aquí otros políticos batallan para que la sociedad trague que el aborto es un derecho de la madre. Jamás puede serlo el crimen y lo que puede convertir a la mujer en víctima. Posturas políticas sensatas son crear el «bono bebé» o la «red madre», ofrecer una educación con criterios positivos y concienciar a la sociedad sobre su deber de apoyar a todas las madres gestantes.