La enviada de Dios

Autor: Padre José Alcázar Godoy

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En un tiempo muy lejano, Dios envió a una joven inocente y buena para que anunciara su Palabra. La muchacha comenzó a predicar con vehemencia y claridad, pero los doctores de la ley, sabios y arrogantes, la rechazaron por su radicalidad y falta de mesura en un tiempo donde todas las religiones tenían su parte de verdad, y la echaron del lugar.

    Vagando por los campos comenzó a cantar poemas con voz dulce y musical. Y era tal su elevación, que literatos, compositores y pensadores consideraron absurdo semejante misticismo, especialmente cuando vivíamos tiempos de realismo en las ideas.

    Finalmente, se retiró para trabajar con los pobres y los enfermos. Entonces, otros que hacían lo mismo, movidos por la envidia, la criticaron, hundiendo su tarea, porque no había pobres para todos.

    La joven, viendo inútil la misión a la que había sido llamada, pidió a Dios que la sacara de un mundo que no deseaba escuchar su Palabra. Y Dios se lo concedió: la dejó muda y ciega, pero con vida sobre la tierra.

    La gente, viéndola, quedaba asombrada. Quien predicaba con sabiduría y cantaba con delicadeza, padecía ahora la incomunicación y el aislamiento; y se compadecían por la joven destruida.

    Pero cuantos movidos por el amor se acercaban a su corazón y ponían la mano sobre su pecho, experimentaban la conversión, porque de ella salía una fuerza que sanaba a todos.