El demonio y el joven
Autor: Padre José Alcázar Godoy
Cierta noche oscura, el demonio tentó al monje:
- He traído este dinero para ti, tómalo, le dijo el demonio, así comprarás cuanto desees.
- No lo necesito, muchas gracias, replicó el monje, prefiero vivir sin ninguna necesidad, pues la persona sin deseos es la más satisfecha de todas.
El año siguiente, se acercó nuevamente el demonio a la choza del monje.
- Buenos días, ¿estás solo y pobre como siempre? Yo intercederé ante el obispo de la ciudad para que te asigne una iglesia importante donde vivas más confortable y pueda escuchar tu palabra una muchedumbre.
- No, muchas gracias, replicó el ermitaño, las personas de las iglesias importantes ya han oído casi todas las cosas importantes, mi sabiduría es tan pequeña que no podría mejorarlos; tan solo puedo ayudarles con mi oración.
Un año después, volvió el demonio y de nuevo le dijo al monje:
- Una religiosa joven, recién llegada al monasterio vecino, ha preguntado por ti, pues necesita el conocimiento de un hombre santo para progresar en su vocación.
- Está bien, iré a verla. Siempre rechazo tus propuestas, pero esta joven me inquieta; me pondré en camino y la visitaré.
Una vez en el convento, la joven se arrodilló y le dijo:
- Padre, he abrazado el silencio y la soledad. Conociendo tu santidad, te imploro un consejo para toda mi vida, pues he consagrado a Dios mi corazón y no deseo verte más.
- Hija, respondió el ermitaño, mi consejo es el siguiente: más agrada a Dios el vencimiento de una sola tentación, que todas las obras buenas de cien justos hechas con esfuerzo.
Después, el monje se marchó a su choza, la monja alcanzó la sabiduría, el obispo gobernó la diócesis, la iglesias se llenaron de fieles y el demonio buscó a otra persona más fácil para hacerle caer en la tentación.