El bordado de Dios

Autor: Padre José Alcázar Godoy

Sitio Web del Padre

 

 

Cuando yo era un niño, miraba con amor y ternura a mi madre. A ella le gustaba coser, y a mí acercarme a sus pies y quedarme a su lado mirando desde mi pequeñez el paño que bordaba sobre el horizonte de mi infancia.

Yo amaba mucho a mi mamá, pero el amor que ella sentía hacia mí era muy superior,: “¡Cuánto te quiero, hijito mío”!, le gustaba repetir.

Ni yo entendía aquel amor tan grande ni el ir y venir de los hilos de su bordado. Porque, desde mi corta estatura, siempre veía su bordado desde abajo, desde el lugar donde van los nudos, los hilos que se cruzan y los colores son más feos.
Ella me sonreía, miraba hacia abajo y amablemente me decía: "Hijo, ve afuera a jugar un rato; cuando haya terminado mi bordado te pondré sobre mi regazo y lo verás desde mi lugar".

Pero un día me dijo: "Hijo, ven y siéntate en mi regazo." Yo lo hice inmediatamente y me sorprendí al ver la hermosa flor o el bello atardecer en el bordado. No podía creerlo; desde abajo se veía todo tan confuso...
Entonces mi mamá me decía: "Hijo mío, desde abajo se veía confuso y desordenado, pero no te dabas cuenta de que había un plan arriba. Había un diseño, yo sólo lo estaba siguiendo. Ahora míralo desde mi posición y sabrás lo que estaba haciendo".

Muchas veces a lo largo de los años miro al Cielo y digo: "Padre, ¿qué estás haciendo conmigo?” Y él me responde: "Hijito mío, estoy bordando tu vida".
Entonces yo le replico: "Pero se ve todo tan confuso y desordenado... Los hilos parecen tan oscuros, ¿porqué no son más brillantes?"

Y mi Padre Dios responde: "Mi niño, haz en la tierra el bordado que yo hago para ti en el cielo. Un día te pondré sobre mi regazo y verás tu plan desde mi posición. Entonces entenderás la hermosura que yo bordé para tu vida desde toda la eternidad".