El profeta vulgar

Autor: Padre José Alcázar Godoy

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Había una vez un profeta que se quejaba continuamente por la dureza de su misión y la esterilidad de su predicación en el corazón de los oyentes. Por eso vivía en una completa desazón.

Cansado Dios de tener un profeta tan vulgar, decidió mejorarlo. Una noche, mientras el profeta dormía, derramó sobre su corazón un don especial que le capacitaba para amar el desamor, el sufrimiento y la esterilidad.

Al amanecer, el profeta se levantó y dijo: “¡Qué bien he dormido!, no tengo cansancio alguno, percibo la belleza de la vida y me llena la misión; no cabe duda, debo dormir bien todas las noches para profetizar con eficacia”.