El amor al profeta
Autor: Padre José Alcázar Godoy
El Profeta salía al encuentro de las almas con un inmenso amor.
Cuando las gentes, necesitadas de luz, oían sus palabras, seguían fervorosamente su caminar; y el Profeta se volvía, emocionado, para abrazar a cada uno contra su pecho enardecido.
De ese abrazo, unos salían fortalecidos, otros, derrotados. El abrazo era el mismo, mas a unos transmitía fuego y calor, a otros, el frío invernal.
Los primeros se entregaban a un ideal mágico y hasta increíble, los demás permanecían atados con los grillos que les aprisionaban, porque no querían romper sus ataduras para seguir al Amor.
Por todo eso el Profeta sufría y gozaba, y así fue su vida, de sufrimiento y de amor.
Cuando el Profeta murió, el sufrimiento y el amor fueron embalsamados por los ángeles del cielo, que, con batir de alas, lo presentaron al Señor.