Una Mirada al Mundo Interior

Autor: Jesús Failde González

 

 

De aquel rincón bañado por los fulgores ,
Que el sol de nuestro cielo triunfante llena
De la tranquila tierra donde entre flores
Se deslizó mi infancia dulce y serena.
Oculto en el recuerdo de lo pasado
Borroso cuan lo lejos del horizonte
Guardo el ejemplo nunca olvidado
Del sembrador más raro que hubo en el monte.
Yo no sé si era sabio, loco o prudente
Aquel hombre que humilde traje vestia,
Solo sé que al mirar de toda la gente
Con respeto profundo se descubria
Y es que, acaso su rostro sereno y noble
A todo el mundo extrañaba, por lo arrogante
Que hasta los leñadores mirando el roble
Sienten las majestades de lo gigante.
Una tarde de otoño subí a la sierra
Y al sembrador sembrando encontré risueño,
Desde que existen hombres sobre la tierra
Nunca se ha trabajado con tanto empeño
Quise saber curioso, lo que sembraba
En la montaña sola y bravía
Me oyó con atención benignamente y al fin
Me dijo con honda melancolía :
Siembro robles, pinos y sicomoros
Quiero llenar de sombras esta ladera
Quiero que otros disfruten de los favores
Que darán estas plantas cuando yo muera.

Y a que tantos afanes de la jornada sin buscar recompensa dije
Y el hombre contestó con la mano en la hazada :
Acaso imaginas que me equivoco
Soberano impulso que mi alma enciende
Por los que no trabajan, trabajo y lucho
Y si el mundo no lo sabe Dios me comprende
Hoy es el egoísmo torpe maestro
Al que rendimos culto de varios modos
Si oramos pedimos siempre el pan nuestro
Nunca al señor pedimos el pan de todos.
En la propia miseria los ojos fijos
Buscamos las riquezas que nos conviene


Y todo lo arrastramos por nuestros hijos
Y es que los demás padres hijos no tienen……
Vivimos siendo hermanos solo de nombre
Y en las guerras brutales con sed de odio


Hay siempre un fraticida dentro del hombre
Y el hombre para el hombre siempre es un lobo.
Por eso, cuando al mundo triste contemplo
Yo me afano y me impongo dura tarea
Y se que vale mucho mi pobre ejemplo
Aunque pobre y humilde parezca sea.
Hay que ser cual aveja que en la colmena fabrica
Para todos dulces panes
Hay que ser como el agua que va serena
Brindando al mundo entero frescos raudales
Hay que ser como el viento que siembra flores
Lo mismo en la montaña que en la llanura
Hay que pasar la vida sembrando amores
Con la vista y el alma puesta en la altura..
Hay que sembrar por todos los que no siembran
Hay que luchar por todos los que no luchan
Hay que llorar por todos los que no lloran
Hay que hacer que nos oigan los que no escuchan.
Por las breñas del monte siguió trepando
Y al perderse en las sombras aún repetía:
´´Hay que seguir sembrando, noche y dia´´