Un regalo del cielo

Autor: Isabel Conde Ramirez 

 

 

 

 

Desde el cielo dos almitas miraron al suelo. Alegres y gozosas descubrieron que allá en La tierra había jardines inmensos para jugar. Los colores eran de un tono tan dispar que, Emocionadas soñaban con hacer las maletas y lanzarse a la aventura del bajar al finito desde su morada eterna.  

Dos almitas, una mano en la otra, y sonrientes Y benditas... ¡zas!, saltaron del columpio de  Nubes rosas y azules que conocían tan bien.

El vuelo radiante y jubiloso no estuvo exento de  pequeños y grandes altibajos. No embalde las almitas desconocían el entramado de atmósferas, el entresijo  burbujeante de otras almas que en sentido contrario ascendían por su mismo sendero.  

Un remolino de caramelo se cruzó de repente: almas benditas que en corona de gloriaelevaban su espíritu hacia una nueva vida.

Otro soplo, revuelto de mundo, confuso se interpuso, también, en su descenso y...,las almitas separaron sus manos para caer una a una a ambos lados de un gran océano.  

Se hizo la calma...Empezaron los lloros y unas vidas nacieron aquí en la tierra.

A partir de entonces, solo hubo olvido. Conciencia escondida de una pertenencia al mejor de los mundos que aguardaba  tranquila a cada una de aquellas almitas que jugaban gozosas en columpios de ángeles, amor y estrellas.  

Pasaron los años...No fueron pocos los que pasaron. Mil avatares les trajo su nuevaexistencia. Dolor mezclado en alegrías que duraban poco. Sufrimiento que se hacía cada vez más grande al par de un agujero que sentían las almitas, cada una ensu propio corazón. Era como si latiesen descompasados. Como si toda la felicidadque vivían les supiese a nada, a nada, a muy poco. Como si les esperase un algomás grande, un regalo escondido que el mundo se empeñaba en ocultar a sus ojos.

Ciertamente, también, fueron felices. Ciertamente...mas la añoranza que sentían  se hizo palpable tristeza cuando las dos almitas tocaron fondo.

Enfermos sus cuerpos lloraban en un desconsuelo difícil de explicar, difícil de entender...  

Hasta que, un día...Las almitas, ahora mujeres hechas y derechas, al fin se encontraron. No fue el destino quien las unió. Ni la casualidad la que hizo de benévolo intermediario. No fue la vida.

Tan solo fue el mismo Dios que las creó unidas y unidas las encontró.

Un océano sigue aun entre ellas. Largos años aun pasarán... pero, sus almas nacieron gemelas.

Unidas en espíritu felices y contentas volverán algún día al cielo de los columpios mecidos en ángeles de amor y eternidad.  

                                ( dedicada a todos aquellos que como yo encontraron un a su alma gemela)