Agradecimiento al Señor al llevar la Cruz

Autor: Isabel Conde Ramirez 

                                 

 Madre, uno de aquéllos días en que guardabas todo en tu corazón... sé que pensaste en mí. Sabías que hordas de dolor y sufrimientos llegarían tras el destino impunemente marcado por el hombre a tu Hijo, el mismo Dios. La dulzura de tu corazón de madre pidió, al mismo cielo, compasión para muchos de nosotros. Para todos los que no sabrían, ni podrían aguantar mucho una cruz tan pesada. Pero, nuestros corazones sí que valientes deseaban hacerse cireneos para ayudar a tu hijo, María... ¿Cómo?. El cielo se apiadó. Y la enfermedad nos llegó de la mano de la aceptación, el servicio y el agradecimiento. Bendito Dios que da a cada uno lo que quiere. Bendito Dios que pide a cada uno lo que puede dar.